Diez años dedicados a mostrar cómo Dios nos mira

Se cumplen 10 años del Centro de Orientación Familiar de Dos Hermanas (Sevilla)

Posiblemente el Centro de Orientación Familiar (COF) diocesano Dos Hermanas haya visto, durante estos diez años de andadura, cómo la familia se ha ido debilitando cada vez más y cómo esta flaqueza ha ido perjudicando la maduración personal y el desarrollo ético de la persona.

En este camino se encontraron con personas que sufren, y tomaron conciencia, de primera mano, de los retos y los problemas de la familia actual: falta de trabajo, hostilidad hacia una vida nueva, violencia, drogas, migración, infidelidad, ausencia de esperanza… Conocen bien ese individualismo que ataca a nuestros jóvenes y los incapacita para esa donación generosa que es el germen de la familia. Descubren con cierta desazón cómo la exclusividad, la indisolubilidad y la apertura a la vida parecen antiguallas.

Trabajo hacia las familias

Pero en el trabajo hacia las familias no cabe el desánimo, y sí la labor generosa y desinteresada de un grupo de personas que deciden luchar contra esta situación que abate a las familias.

Durante estos años los hemos visto enfundarse la armadura de Dios para enfrentarse a muchos momentos difíciles y situaciones desesperadas de las familias a las que acogían, que en ocasiones ponían a prueba todo su ser. O ceñirse como cinturón la verdad que los invita a mirar más allá de sus vidas.

Siempre bien calzados, listos para evangelizar, no poniendo todo este proyecto en sus fuerzas, sino en las manos de Dios.

Un equipo de personas empeñadas en despertar en hombres y mujeres su vocación a un amor que arroje luz a sus vidas. Ese amor que respeta la persona en su verdad y que así puede “construir”, un amor que muestra lo que es una entrega, un vivir para el otro, donde no cabe el egoísmo, la reserva ni el dominio. Un amor que crea unos cimientos sólidos donde sustentar a la familia.

Diez años dedicados a mostrar cómo Dios nos mira

Diez años dedicados a mostrar cómo Dios nos mira. Estos profesionales conocen bien la importancia de mirarnos con los ojos de Dios y elevar la mirada a ese primer amor. Sabe que eso nos ayuda a trascender, a no castigar al otro o a nosotros mismos, nos enseña a perdonar.

“El futuro depende, en gran parte, de la familia, que lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad: su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz» (San Juan Pablo II). Es por ello que resulta una tarea indispensable y urgente acompañar a la familia de hoy, en muchos casos tentada por el desánimo o angustiada por las dificultades.

En este Centro siempre se trabajó para darle unas razones de confianza, unas herramientas, que les ayudasen a descubrir el amor al que están siendo llamados.

Y en este empeño siguen: “Ayudando a las familias” e irradiando el amor de Dios en cada una de sus acogidas. Es únicamente este amor el que nos capacita para aceptar al otro tal cual es, el que propone una entrega de sí mismo, el que sabe acoger, el que muestra gratitud o el que piensa en la felicidad de los demás, en definitiva, el que edifica a la familia. Y, por ende, su ausencia, la que la destruye.

Llevando tesoros en vasos de barro

Ofrecer tanto formación y orientación para novios y matrimonios, como apoyo a las familias en dificultades, han sido las señas de identidad de este COF. Y lo realizan, abriendo sus puertas, entendiendo que vivimos un tiempo propicio para acompañar a las familias en su fragilidad, reconociendo en el que se acerca el rostro de Cristo, contemplando con gratitud el valor que tiene cada persona.

Diez años llevando este tesoro en vasos de barro, conocedores de que esta tarea no proviene de las mujeres y hombres que integran este COF; saben muy bien que esta obra sólo es fruto del amor de Dios. Pues si fueron grandes los baches y dificultades para llevar adelante esta tarea evangelizadora, mayores fueron los frutos: familias derrotadas que se levantaban mirando al futuro, paralíticos del corazón que descubrían este amor que todo lo transforma, jóvenes sin esperanza que ponían rumbo a sus vidas…

Señor, en este décimo aniversario del COF Dos Hermanas, te pedimos que sigas haciendo de este Centro un sitio de tu amor, un lugar donde pueda sanar el corazón herido o extraviado, un espacio de referencia para las familias que perdieron la confianza y la esperanza “como la luz del faro de un puerto o de una antorcha llevada en medio de la gente para iluminar a quienes han perdido el rumbo o se encuentran en medio de la tempestad” (Papa Francisco, Amoris Laetitia). Amén.

 

Sixto Carrasco y Auxiliadora Tejero