El pasado domingo el Evangelio trataba de la parábola de la cizaña (Evangelio de San Mateo 13, 24-30), una de las parábolas explicativas del Reino. Siempre me llamó la atención su visión desde la ecología. Dice el Evangelio: El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en un campo. Mientras todos dormían vino su enemigo, esparció cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció la hierba y se formó la espiga apareció también la cizaña (…) Dejad crecer juntas las dos cosas hasta la siega; entonces diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero. En la parábola el trigo representa la bondad, a las personas que van por el buen camino, a los seres humanos que creen en la bondad universal y procuran con sus acciones que se instaure en el mundo, lo cual es el deseo de Dios. De acuerdo con Erich Fromm el conjunto de personas que practican una visión biofílica del mundo. Por el contrario, la cizaña representa el mal, a las personas que no llevan a cabo prácticas de bondad, que actúan mal y dañan a sus semejantes, es decir, seres necrofílicos, alejados de Dios.
El mundo debería ser un medio con una matriz ambiental donde todas sus variables actuaran de forma sinérgica para mantener el bien común colectivo, un ecosistema que recordaría el Jardín del Edén antes de la caída, como podemos leer en el libro del Génesis (3, 1-24). Y sin embargo existe el mal, que genera una situación de alejamiento del estado perfecto de bondad universal permanente, donde hay sufrimiento y dolor. El diccionario de la RAE dice que la cizaña es una planta de tallo ramoso, hojas estrechas y espigas anchas y planas cuyos granos contienen un principio tóxico; crece espontáneamente en los sembrados y es muy difícil de extirpar. Es diferente al deseado trigo, fuente de alimento, compite con él y dificulta su crecimiento. En el sembrado conviven en este sentido, de acuerdo con la parábola, con su metáfora, el bien y el mal.
¿Por qué Jesús dice que crezcan juntos el trigo y la cizaña hasta el final del tiempo? Una interpretación es que tras el proceso de crecimiento se distinguen mejor y es más fácil su separación, en cambio al inicio del crecimiento la distinción es más difícil. Pero hay otra interpretación basada en la misericordia de Dios. Dios es justo pero también es misericordioso. Un gran mensaje, los justos debemos ser compasivos, el mundo de hoy es un gran ecosistema global para la misericordia. El segador deja crecer el trigo con la cizaña, pensemos en el mensaje, en la metáfora que encierra la parábola: hay esperanza de conversión mientras no lleguemos al final del tiempo.
La bondad se puede imponer a la maldad, la biofilia a la necrofilia. Un mensaje de misericordia de Dios para un mundo donde es escasa. Demos tiempo al tiempo y tengamos una actitud proactiva en línea con la misericordia de Dios, un Dios misericordioso antes que justo que deja convivir trigo y cizaña, ayudemos a que el mal se convierta en bien. Quizás así, contemplando el mundo desde la misericordia podamos ayudar a que se imponga el bien, una conversión total, una oportunidad para que el bien se instaure en el mundo.