Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 49-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
Comentario
División
Cómo entender esta dura requisitoria de Jesús, al que tenemos por pacífico, manso y humilde. Cómo encajar esta diatriba en su predicación del amor, el perdón y la misericordia. Los hombres somos especialistas en dividirnos. Las familias se separan, a menudo por una herencia o una discusión que no se sabe cerrar a tiempo. Somos especialistas en liderazgos, banderías y partidos. Entonces, ¿cómo es que Jesús aquí predica que ha venido a traer división? Usemos otra palabra en vez de división que tanto nos escuece: ¿y si decimos agitación?, ¿y si decimos, siguiendo a nuestro Papa Francisco, lío? Claro que sí. La división de la que habla Jesús es tomar partido por su causa, es rebelarse contra la injusticia y luchar por los pobres y los oprimidos. No da igual una cosa que otra, no quiere la paz de los cementerios en la que no se escucha una voz más alta que otra porque todos están bajo tierra. División, claro que sí. Los que están construyendo el Reino y los que están destruyendo; los que recogen y los que desparraman. Y no hay término medio: o se está con Él o contra Él.