La Pastoral de la salud tiene como objeto prolongar la acción de Jesús con los enfermos, como expresión de la ternura de Dios hacia quien sufre. En las parroquias de nuestra Archidiócesis existen pastorales de la salud compuestas por grupos de personas que se dedican a visitar a feligreses, mayores y enfermos.
El funcionamiento de la Pastoral de la Salud es similar en cada comunidad parroquial. Se suelen reunir una vez al mes para formarse y hacer una puesta en común, compartir las experiencias, problemas e inquietudes, aceptando las pruebas, titubeos y fallos y procurando renovarse interiormente a través de la reflexión y la oración, desarrollando un ambiente donde la fe se redescubra, se alimente, se profundice, se viva y, fieles a Jesucristo, ser Buena Noticia, precisamente, para los que sufren.
¿Cuál es el objetivo de la Pastoral de la Salud?
Esta atención a los enfermos forma parte del mandato de Jesús a su Iglesia y a sus seguidores: “Los envió a proclamar el reinado de Dios y a curar a los enfermos” (Lc 9, 2). Su objetivo principal es el de visitar, acompañar, escuchar y ayudar a las personas enfermas, ancianas o limitadas que viven en la comunidad parroquial, bien se encuentren en los hospitales, residencias, o en sus casas particulares:
- Acercándose a ellos con profundo respeto y alegría, en actitud de servicio, con autenticidad, de forma desinteresada y gratuita, con gestos más que con palabras…
- Ayudándoles a afrontar, superar y valorar su condición de enfermos y/o ancianos.
En definitiva, mostrando la presencia y el amor de Cristo y la fe en el Reino de Dios, apoyándonos en la oración y la fuerza del Espíritu; viviendo la esperanza cristiana y ayudando a que las legítimas esperanzas del enfermo no se frustren; manifestando los frutos del Espíritu que son: “amor, alegría, paz, cercanía, tolerancia, agrado, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí mismo” (Gal 5, 22-23).
¿Cómo hacen su trabajo los voluntarios?
- Averiguar quiénes son en la parroquia los enfermos más necesitados y desasistidos, sean creyentes o no.
- Estudiar su situación, necesidades, problemas e inquietudes. Atenderles física, psíquica, social y religiosamente.
- Visitarles (normalmente los agentes de Pastoral van a visitarlos de dos en dos) periódicamente en sus domicilios o en las residencias. Hacer que el enfermo se encuentre unido a su comunidad en la cual participaba normalmente.
- Colaborar con el sector hospitalario (clínicas, hospitales, asociaciones, residencias…).
- Llevar la comunión a todos los miembros de la comunidad que por su limitación o enfermedad no pueden asistir a la Eucaristía y deseen recibirla. Colaborar y potenciar el Sacramento de la Unción de los Enfermos: sacramento que ayuda a vivir cristianamente la enfermedad.
- Estar en contacto con la Delegación de Pastoral de la Salud. Formación y puesta en común.
¿Cómo debe ser el voluntariado de la Pastoral de la salud?
- Debe tener disponibilidad.
- Ser capaz de una escucha paciente y humilde, acercándose al enfermo, intentando ponerse en su misma situación sin querer imponer una respuesta, una oración o quizás un sacramento. Toda persona tiene una profunda necesidad de ser oída y un don que podemos ofrecerle es la escucha y que él mismo con toda libertad encuentre la respuesta a todos sus interrogantes.
- Vivir con él sus sufrimientos, sus angustias, sus esperanzas, sus rechazos y sus dolores. Ayudarle a caminar por este camino siempre desconocido y siempre sorprendente de la enfermedad y por él llegar al encuentro con Cristo Jesús.