El mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz ha tenido como inicio un recuerdo para la crisis sanitaria de COVID-19 con un recuerdo especial para tantos colectivos que han estado en primera fila en estos meses tratando de ayudar a las personas que han sido golpeadas por la pandemia.
Pero el Papa también dice que es “doloroso” constatar que están cobrando un impulso fuerte diversas formas de nacionalismos, racismo, xenofobia e incluso guerras que siembran la muerte y la destrucción. Por eso el Papa propone la cultura del cuidado frente a la cultura de la confrontación y nos pone a Dios-Creador como modelo del cuidado, como queda reflejado en distintos pasajes de la Biblia. Dios no es solo creador sino también el que cuida a sus criaturas: pone una señal de protección a Caín, para demostrar que la vida de toda persona es sagrada.
También el precepto del sábado y el jubileo son formas de proteger a las personas y a los más débiles.
Por último cita también a los profetas, especialmente Amós e Isaías quienes hablaban continuamente en favor de los pobres.
También Jesús en la sinagoga de Nazaret se manifestó “como Aquel a quien el Señor ungió para anunciar la buena noticia a los pobres, ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dejar en libertad a los oprimidos” (Lc 4,18).
La cultura del cuidado también formó parte esencial en las primeras comunidades, de tal forma que compartían lo que tenían para que nadie de ellos pasara necesidad, según se cuenta en los Hechos de los Apóstoles.
Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia también nos animan al cuidado por medio de la solidaridad a los pobres y a los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguarda de la creación.
El papa propone la brújula de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia para emprender un rumbo común en el proceso de globalización que haga que ésta sea más humana y que no deje a nadie atrás. Por medio de esta brújula nos anima a todos a convertirnos en profetas y testigos de la cultura del cuidado, para lo que el papa cree que no será posible sin un fuerte protagonismo de las mujeres.
Para conseguir esta cultura del cuidado es necesario educar para ello, en primer lugar en la familia, pero también en la escuela y en la universidad y también hay que inculcar estos principios a los medios de comunicación social.
Por último el Papa hace un llamamiento a los líderes de todas las religiones, a los distintos políticos y a las organizaciones gubernamentales y nos gubernamentales para que todas se sumen al Pacto educativo global para hacer una educación más incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión.
Termina el papa Francisco diciendo que no hay paz sin una cultura del cuidado.
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