Carolina López Marcos es sevillana, pero parte de su vida y de su experiencia de fe se la debe a México, a su marido y a la Virgen de Guadalupe, advocación mariana que la ha acompañado en su camino espiritual desde muy joven.
«Yo he experimentado en mi propia vida lo que significa estar en las manos de la Virgen, cubierta por su manto de amor y ahí me he querido quedar», manifiesta.
A los 21 años de edad, Carolina se residencia en Distrito Federal de México, lugar de nacimiento de su marido.
Ella hace memorial de gratitud al pensar en los milagros que por intercesión de la Virgen de Guadalupe, Dios le ha concedido. «Preservó a mi marido de morir en el trágico terremoto registrado en México en el año 1985 y a dos de mis hijos de ser agredidos por unos delincuentes, quienes al ver que los muchachos universitarios eran católicos y llevaban entre sus pertenencias estampas de la Virgen de Guadalupe, los dejaron ir ilesos», refiere.
Manifiesta que apenas divisó la Basílica de Santa María de Guadalupe sintió una revolución del corazón que la ha acompañado hasta el día de hoy, agradecida también por la devoción tan profunda y especial del pueblo mexicano con su patrona, que le inspira a reflexionar constantemente sobre la figura trascendental de María en el plan de salvación. «Todo el mundo te habla de la Virgen que aprendes a quererla muy rápido», sostiene.
Como fruto de sus plegarias, descubrió que su vocación aparte de ser esposa y madre, era llevar a muchas almas a Dios a través de María, valiéndose para ello de elementos elaborados por sus propias manos, ideas brotadas de un corazón enamorado que se gestan en un acogedor taller ubicado en su casa, al que dedica días enteros pintando, bordando y haciendo trazos de amor.
«Mi arte es muy pintoresco, colorido y alegre como es la Virgen de Guadalupe», define Carolina su propio trabajo artístico. Las distintas representaciones de la Patrona de México y Emperatriz de América han sido distribuidas en cientos de lugares de Sevilla. Rosarios, estampas, medallones, joyería y cuadros de distintos tamaños son realizados constantemente con la finalidad de que muchas personas conozcan el inmenso amor que María siente por sus hijos.
«Todos los días ocurren milagros en nuestra vida, pero debemos estar atentos para poder verlos».
Hace un año que Carolina propuso rezar los 12 de cada mes el rosario guadalupano en las parroquias de San Juan Pablo II de Montequinto y Corpus Christi de Sevilla. Oración que se atribuye a monseñor Eduardo Chávez Sánchez, Postulador de la Causa de Canonización de San Juan Diego.
Una flor y un canto al amor de Dios, que se encarna en el Inmaculado Sagrario que es María, tomándonos como somos, con nuestra historia, nuestras cualidades y defectos, con nuestros sueños y nuestras aspiraciones, con nuestro llanto y dolor, nuestros tropiezos y pecados, frustraciones y alegrías, sentimientos y razón, con nuestras relaciones y nuestros vacíos, con nuestro clamor y nuestros silencios, con nuestras miserias y bondades, encierros y libertades.
Rosario del amor guadalupano
En este rosario – explica Carolina- es María, quien nos guía a su amadísimo Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Ella es quien, en una perfecta inculturación del Evangelio, nos interioriza en cada uno de los más importantes puntos doctrinales de la Iglesia como son los Sacramentos.
Siete Sacramentos en donde se celebra nuestra dignidad de ser hijos de Dios, hijos de la Iglesia; estos son el Bautismo, la Confirmación, la Comunión, la Reconciliación, el Matrimonio, el Orden Sacerdotal y la Unción de los Enfermos; de esta manera, en cada estación se conmemora un sacramento y, complementando estos siete sacramentos, se ha añadido un octavo; por ello el Rosario del Amor Guadalupano cuenta con 8 misterios, este octavo nos ayuda a proclamar el modelo del Octavo Día, Día del Señor, Manifestación de la Resurrección de Jesucristo, que es la Iglesia, pues la Iglesia es el “Sacramento de Salvación”.
Asimismo, en cada una de estas estaciones-sacramento se enlazarán los momentos maravillosos del Nican Mopohua, documentos que narra este encuentro entre Dios y los hombres por medio de Santa María de Guadalupe.
La espiritualidad guadalupana es interiorizada y difundida por Carolina López Marcos con profunda devoción. «Mi Evangelio es vivido a través de María. El mensaje de la Virgen de Guadalupe, aparecida en 1531 sigue vigente en la actualidad, pidiéndonos conversión y aceptación de Cristo en nuestros corazones».