Las luces del tiempo navideño están a punto ser encendidas, quizás en algunos hogares ya lo han hecho y hay luces anunciadoras de este tiempo especial. Ya estamos en Navidad, un momento ideal para el amor, la esperanza y la reflexión. El papa Francisco el pasado mes de octubre manifestó: “Recemos para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, de fraternidad y de acogida”. Son palabras inspiradoras que quizás nos impulsan a los sentimientos colectivos que podemos vivir en los tiempos que vamos a vivir. El mundo que tenemos en este preludio de la Navidad es quizás peor que el que teníamos el año pasado en este mismo tiempo. Lo que hemos vivido y estamos viviendo está muy alejado de ese universo de solidaridad, fraternidad y acogida al que nos invita el papa Francisco. Desde una guerra incomprensible, una crisis económica y energética sin precedentes, unas migraciones forzadas injustas, un enriquecimiento de la miseria ajena, hasta un mundial de fútbol obsceno, no vivimos tiempos de solidaridad, fraternidad y acogida.
En una carta semanal del mes de octubre, el Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, recordaba que Dios quiso nacer en una familia, la Navidad es un canto de amor a la familia. En este tiempo de Navidad vamos a recordar la vida de la familia de Belén, desde la llegada a este pueblito que fue testigo del nacimiento de Dios encarnado hasta la migración forzada de la Sagrada Familia. Ya en nuestros hogares hay alguna luz encendida, que antes no estaba, anunciando este tiempo especial. Quizás ya estamos sacando las cajas donde guardamos cariñosamente las figuras del belén familiar. Quizás ya recordamos a nuestros hijos, cariñosamente y desde la libertad de acción, que recuperen su belén particular centrado en Jesús, María y José, esas figuras de animales tan queridas por los niños. Quizás también les recordamos que esas luces especiales que podemos poner en casa son luces de esperanza, fraternidad y solidaridad. Quizás en este tiempo que vamos a vivir algunos tenemos ilusiones nuevas ante la idea de una familia aumentada, una certeza más de amor.
En estas semanas, desde este blog volveremos a recordar las vivencias de la Sagrada Familia en este tiempo en que la recordamos. Esperemos que este recuerdo sirva para que todos nos impregnemos de lo que nos pide el Papa, de amor, de solidaridad y de fraternidad, y que seamos luz para todos, como esas luces navideñas que encontramos en el hogar y en las calles.