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El director italiano Giuseppe Tornatore estrenó en 2021 un documental que rendía homenaje a Ennio Morricone, el inigualable compositor ‑también italiano‑, autor de inolvidables bandas sonoras como las de “’El bueno, el feo y el malo” (1966), “La misión” (1986), “Cinema Paradiso” (1988) o “Los odiosos ocho” (2015).
La cinta ofrece un precioso recorrido desde su infancia hasta sus últimos días. Recordemos que, tristemente, Ennio falleció en 2020 después de una rica trayectoria vital y dejando un legado sin parangón. En este viaje audiovisual descubrimos algunos datos sorprendentes, como el deseo de Morricone de ser médico y el empeño de su padre, trompetista de profesión, en que siguiera sus pasos. Es más, durante una época quiso abandonar la música.
Afortunadamente, pasó de tocar la trompeta en bandas locales a hacer arreglos musicales, es decir, a embellecer la melodía, los acordes y la armonía básicas de una canción. Posteriormente compuso para la gran pantalla: comenzó revolucionando el envoltorio musical de los wésterns para acabar ‘tocando’ todos los géneros, con un estilo inconfundible, muy influenciado por Stravinsky y con los mejores contrapuntos, esto es, combinando con maestría os o más melodías para componer temas irrepetibles. Ennio compaginaba esta faceta con la creación no cinematográfica, bebiendo la una de la otra, hasta alcanzar la unicidad al final de su carrera.
A lo largo del metraje desfila un sinfín de caras conocidas: desde gigantes del cine como Clint Eastwood o Quentin Tarantino, pasando por compositores contemporáneos como Hans Zimmer o John Williams y hasta músicos de talla mundial como Bruce Springsteen. Todos ellos coinciden en lo extraordinario de su talento y su descomunal creatividad. Hay incluso quien afirma que fue Ennio quien creó la música cinematográfica, encontrando el acompañamiento perfecto para cada escena.
Como sucede con otros artistas, tardó en ser reconocido. Así, los intelectuales de la música no lo consideraron un grande hasta pasados muchos años, mientras que la Academia de Hollywood le concedió un Oscar honorífico tardío en 2007, como tributo a su carrera; al fin, en 2015 los académicos premiaron la banda sonora de “Los odiosos ocho”. Antes había sido nominado hasta en 6 ocasiones.
Es, en definitiva, un largometraje bien elaborado y que resume con acierto la vida de un genio: una propuesta de calidad que merece ser vista. La pena es que no se trata de un producto audiovisual para todos los públicos, debido a la inclusión de varias secuencias no aptas para menores. En todo caso, refleja la esencia de una auténtica revolución cultural, que es además una aportación imprescindible a la música.
Guillermo De Lara