El segundo de los actos conmemorativos del Centenario del nacimiento del fundador de los misioneros y misioneras identes, Fernando Rielo, que se ha realizado en Sevilla, ha tenido lugar el 15 de diciembre en el Ateneo de la capital hispalense, evento conjuntamente organizado por esta entidad y la Fundación Fernando Rielo.
Emotivo, y brillante, ha contado con la intervención del arzobispo monseñor Ángel Saiz Meneses; de Felipe Guerra, ex alcalde de la Hermandad de los Negritos; de la periodista presentadora y editora del programa “Testigos Hoy” de Canal Sur televisión, Susana Herrera; y de la directora de la Fundación Fernando Rielo, Ascensión Escamilla Valera. Un acto al que el concertista internacional y experto en la cuerda pulsada medieval, José Luis Pastor, puso música a la recitación de poemas de Fernando Rielo que corrió a cargo de Susana Herrera y de Ascensión Escamilla quienes fueron intercalándolos tras cada una de las intervenciones. El presidente del Ateneo, don Emilio Boja Malavé fue el coordinador.
El broche de oro lo puso nuestro querido arzobispo monseñor D. José Ángel Sáiz Meneses que hizo una síntesis de la obra destacando la conciencia filial de Fernando Rielo, que fue su “característica primordial”, “conciencia filial que impregnó su quehacer”. “Si es un extraordinario promotor, fundador de un Instituto religioso, y de numerosas fundaciones de diversa índole todo ello fue posible porque su corazón estaba reclinado en el Corazón del Padre”. Recordó que Fernando Rielo “en ámbitos reservados a unos pocos, como fueron la Pacem in Terris y la Organización de los Estados Americanos, al igual que hizo en los religiosos y en otros paraninfos académicos, expuso con toda claridad los sentimientos filiales que le embargaban y su gozo y gratitud por saberse hijo del Padre”. “La obra, vibrante, como todo lo que nace de la experiencia, pone al descubierto la entraña profunda, el alma de Rielo” Manifestó también. Y en otro momento añadió: “Son páginas de gran belleza que nos adentran en el interior de un hijo de Dios y un apóstol de Cristo en nuestro mundo, en nuestro tiempo. Esta obra interpela, invita a sumergirse en el amor que debemos al Padre, que es brújula y faro de nuestra vida, de nuestro acontecer”. Al final concluyó dando gracias a Dios “por el carisma con el que ha bendecido a Fernando Rielo y en él a toda la Iglesia y al mundo entero. Damos gracias a Dios por el Instituto de los misioneros y misioneras identes y por todas las obras que él ha promovido. Pedimos que interceda por nosotros para que lleguemos a vivir de verdad en todo momento, con toda conciencia, en el corazón del Padre”.
El acto lo había abierto la directora de la Fundación Fernando Rielo, Ascensión Escamilla, que conoció y trató al fundador de los misioneros identes. Manifestó que tuvo siempre el anhelo de mostrar la presencia del Padre; fue su aspiración de vivir y testificar la santidad filial desde la conciencia de hijo amado a la que el Padre le llamó la que le llevó a acometer todo lo que hizo, todas las fundaciones que puso en marcha, que fue enumerando, incluido su pensamiento, así como a escribir en distintos géneros literarios expresando la ternura de su amor a través de la poesía mística. Respecto al calificativo de poeta místico recordó que lo han dicho, entre otros, Alonso Zamora Vicente, Dámaso Alonso, García Nieto, y Odón Betanzos Palacios, señalando en la poesía de Rielo “una gran sensibilidad lírica y espiritual”. Hizo notar que “vivió siempre una pasión de amor y en ella se movía”. Dijo también que “En el corazón del Padre es una invitación personal que Fernando Rielo hace a cada uno a penetrar en el corazón del Padre para vivir la grandeza de la filiación divina”.
A su vez, Felipe Guerra expresó que esta obra es un compendio de algunas de las magistrales lecciones espirituales de Rielo al que consideró un “apóstol contemporáneo, un cristiano total que manifestaba su experiencia viva y más profunda”. Dijo también que transmite un “mensaje lleno de fuerza y esperanza”. Aludió a pasajes de la vida del fundador de los misioneros y misioneras identes que acontecieron en su adolescencia y otros aspectos de su existencia marcada por el sufrimiento, lo cual no mermó nunca su vínculo filial con el Padre Celestial. Y concluyó expresando el siguiente deseo: “Rezo para que más pronto que tarde, cuando alguien introduzca en un buscador de internet: Fernando Rielo, en vez de poner…. pensador, metafísico, escritor o fundador…, ponga venerable, beato o santo”.
Por su parte, Susana Herrera aludió a Rielo como un “apóstol de nuestros días” que con este libro nos invita “a meternos de lleno a la luz y a la vida. Es la transmisión de un viaje que puede ser de ayer, de hoy, de siempre. Te hace sentir que lo que él vive lo podemos vivir en primera persona. El fin último de la religión cristiana, con la santificación agarrándonos a la luz que todos tenemos, como dice Rielo, capaces de saltar muros, castillos, de hacernos ayudar por la gracia de Dios. ¿Por qué no lo escuchamos?”. Destacó lo que dice el autor acerca del sufrimiento y del dolor, con el que se identifica porque en ese sufrimiento enseña a ser capaz de decir si esto es, lo acepto desde la esperanza, desde el amor incondicional, de que es un camino para seguir aprendiendo y aprender. La periodista hizo un vivo alegato a la esperanza “porque nos late el corazón en ese Padre que Rielo nos lanza, repleto de ganas, de pasión, para llevarnos a todos a descubrir esa unidad que existe entre la vida de la fe y la existencia humana”.
Ciertamente, son momentos de gran bendición y esperanza para todos los misioneros y misioneras identes esparcidos por 24 países del mundo. En nombre de cada uno de ellos agradezco el acompañamiento de nuestros arzobispos, el actual y el emérito que han presidido los dos primeros actos que han tenido lugar en Sevilla, la misa en la catedral y la presentación de esta obra espiritual de Fernando Rielo en el Ateneo, y de cuantos nos están ayudando y orando por él y por todos nosotros.
Isabel Orellana Vilches