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La comedia romántica “Vacaciones en Roma” (1953) cumple 70 años. Podría parecer que siete decenios convierten a un largometraje en un producto anacrónico y desfasado, arrinconado en el cajón de las películas que se pierden en el olvido. Pero esta sigue ‘vivita y coleando’. Es tan actual y a la vez tan antigua como el amor. Cautivadora y joven como el primer día, entremezcla el humor y el romance de forma paradigmática.
El tres veces oscarizado William Wyler dirigió con delicadeza y magnanimidad este filme, para pocos años después hacer lo propio con “Ben-Hur” (1959). A la grandiosa dirección hay que sumarle un sublime diseño de vestuario y un guion ‘con trampa’, ambos premiados con sendos premios Oscar: Edith Head por lo primero y Dalton Trumbo por lo segundo, aunque a este no se le concedería hasta 40 años después, en una suerte de justicia póstuma.
Pero ahí no acaban los méritos, ni mucho menos. El elenco de actores y las interpretaciones están a la altura de lo esperado y más. Recordemos que Audrey Hepburn recibiría una estatuilla por su papel. Junto a ella, Gregory Peck comparte protagonismo para conformar un dueto memorable. Él volvió a encumbrarse en “Matar a un ruiseñor” (1962) y ella en “Desayuno con diamantes” (1963), alcanzando ambos el insuperable estatus de ‘icono’ del celuloide.
La historia es bien simple: una princesa (Audrey Hepburn) llega a Roma para cumplir con sus deberes monárquicos y sobrevivir a una apretada agenda de eventos y compromisos oficiales. Nada nuevo en una vida tan ajetreada como la suya. Pero, cansada de tanto vaivén, quehacer y rigidez, decide tomarse unas vacaciones. En su camino, se cruza un apuesto y desvergonzado periodista americano (Gregory Peck). Ninguno de los dos es sincero del todo y andan diciendo medias verdades en un romance inesperado. Al final, sin embargo, sorprenden por su honestidad y valentía.
Como telón de fondo, una preciosa Roma. Quien haya estado allí, querrá volver pronto. Y quien no, querrá visitarla irremediablemente. Por algo se la conoce como la ‘Ciudad Eterna’. Inolvidable es la escena filmada en la Bocca della Verità, que convirtió en archiconocida a la antes desconocida obra escultórica de la capital italiana.
Todo esto eleva a “Vacaciones en Roma” a nivel de clásico cinematográfico, uno de esos títulos que nunca mueren. Y, ¿por qué no recurrir a los clásicos? Están para ser saboreados, como ese plato de tu madre que, por muchos años que pasen, sigue siendo tu favorito. Buon Appetito!
Guillermo De Lara