José Joaquín León Morgado
Cádiz (1955)
José Joaquín León cuenta con una amplia trayectoria en el mundo del periodismo, de las letras y de las hermandades en Sevilla y Cádiz. Se licenció en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense de Madrid. Empezó como becario en ABC de Sevilla, en 1978, y trabajó allí durante dos décadas, pasando por diversas secciones, hasta llegar a ser subdirector.
Desde 1998 ha trabajado en el Grupo Joly y participó también en la creación de Diario de Sevilla como director del Grupo. Ha sido también director de Diario de Cádiz durante ocho años. Desde 2008 es consejero editorial del Grupo Joly y actualmente articulista de opinión en los periódicos de este grupo de comunicación.
Ha sido merecedor de diversos premios, entre ellos, el Andalucía de Periodismo (2010) y el Romero Murube (2022). También ha publicado varios libros: una novela, una antología de su poesía y la biografía del escultor Luis Álvarez Duarte. “Mi currículum es muy extenso, pero no me gusta hablar de mí”, confiesa.
José Joaquín, actualmente se desempeña como consejero de Hermandades Sacramentales del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Afirma que los pilares de su fe son los propios de una hermandad: la caridad, el culto y la formación. “Es el trípode que nos debe sostener en nuestra fe. Sin caridad, sin culto o sin formación, nos faltaría algo. Es la base del amor a Dios y el amor al prójimo”.
San Lorenzo
Perteneció a la junta de gobierno de la Soledad de San Lorenzo desde 2017 a 2021, como teniente de hermano mayor y hermano mayor. “Es curioso que yo he sido hermano, por este orden, de San Isidoro, El Silencio y la Soledad de San Lorenzo. A la Soledad llegué en la década de los 80, a través de amigos y hermanos que conocía del Silencio, como Manolo Rodríguez y José Manuel Peña. Con el tiempo, la Soledad se convirtió en la hermandad a la que estoy más vinculado, la única de las tres a cuya junta de gobierno he pertenecido. Pero no es una cuestión de desempeñar un cargo, sino que para mí no es sólo una hermandad, es como mi familia, y siempre me he sentido muy querido”, añade.
Sobre la vivencia de la fe en el seno de una hermandad, afirma que es un espacio natural para la búsqueda y el acercamiento al Señor. “Se puede decir que un hermano que no viva su fe en la hermandad es porque no la quiere vivir. Oportunidades de vivir la fe no le van a faltar. Las hermandades se supieron adaptar a los tiempos. Están presentes en la sociedad, vivas y operantes, y no se han apartado nunca de Dios ni de la Iglesia católica. Un obispo de una diócesis que no es de Andalucía, me dijo una vez que las hermandades de Sevilla le daban sana envidia”.
En relación a la piedad popular, “se suele decir que es una fe sencilla, pero no es sólo eso. Esa fe es vivida por personas de todas las clases sociales, desde gente muy humilde a profesionales cualificados. Con lo que se puede ver que es una forma de acercarse a Dios, a través de la devoción a Cristo y María. Esa dimensión plural de la piedad popular es muy importante. Hay puertas abiertas y brazos abiertos”.
Su preparación espiritual durante esta Cuaresma ha sido, “muy intensa y participativa. No sólo en lo personal sino a través del Consejo de Hermandades y Cofradías, también acudo a las funciones y actos litúrgicos de hermandades casi todos los días. Pero no es sólo estar en las iglesias, sino que lo importante es saber que nos preparamos para vivir el misterio central de nuestra fe, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor”.
Finalmente considera que “para la Iglesia es muy importante que se hayan disipado los recelos que la piedad popular suscitaba en otros tiempos. Quizás también ha ayudado que existe un aumento de la formación de los cofrades. Aunque en este camino siempre estamos obligados a mejorar”.