Lectura del santo Evangelio según san Juan (16, 12-15)
Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.
El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena
Sólo la iluminación del Espíritu, su don de conocimiento, permite entender el plan de Dios en tu vida. El plan perfecto que el Padre ha dispuesto para tu salvación. Saltando por encimas de las circunstancias, los obstáculos, los problemas, las preocupaciones que te asaltan día a día, Dios quiere que llegues a su gloria. Y eso solo lo puede hacer el Espíritu Santo recapitulando el pasado y avanzando el futuro de tu vida. Pero para acoger al Espíritu de la verdad se hace preciso un corazón puro, la limpieza de corazón que permite sacar las angustias, los falsos ídolos, las ideas preconcebidas para que el Espíritu lo llene y lo lleve donde quiere -nada menos que a la verdad plena- con sus mociones. Sin este vaciamiento, no hay nada que hacer. Las bienaventuranzas lo dejan claro: bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios.