Se entiende por duelo al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de un ser querido, con la que la persona doliente estaba vinculada. Etimológicamente, la palabra duelo, proviene del latín dolus (dolor) es la respuesta motiva a la pérdida de alguien o de algo.
Bowlby lo define como todos aquellos procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, que la pérdida de una persona querida pone en marcha, cualquiera que sea el resultado. (Bowlby J. La pérdida afectiva. Paidos, Barcelona 1993).
El duelo es una experiencia de dolor y aflicción que se manifiesta de diferentes maneras, con ocasión de la pérdida de alguien significativo para nosotros. Es un proceso normal, una experiencia por la que, inexorablemente, pasa toda persona que padece la pérdida de un ser querido, por lo tanto, no es una patología, es fruto del apego que se tenía hacia el ser que amábamos.
Siguiendo a Cabodevilla y otros autores, en la actualidad, todo lo relacionado con la muerte, se tiende a apartarlo de lo social, para constituir un hecho privado. La muerte ha dejado de considerarse una parte de la vida, convirtiéndose en algo que incordia. La actitud social ante los duelos, en nuestro medio, es de presión hacia su ocultación y aislamiento. (Cabodevilla I. Las pérdidas y sus duelos. An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3).
No hace muchos años, la muerte era de carácter público, mucho más de lo que es en la actualidad. Las personas fallecían en sus domicilios, en unión de sus familiares y allegados; al enfermo se le preparaba de manera consciente para su finitud. En estos tiempos que nos ha tocado vivir, estas formas han cambiado, se prefiere una muerte que no tarde mucho en llegar.
El sufrimiento que causa la pérdida de un ser querido, es una experiencia profunda y dolorosa. Es muy recomendable y sano mentalmente, realizar un adecuado proceso de duelo, hasta llegar a aceptar el sufrimiento de la pérdida, porque de otra manera, pudiera derivar en patologías tanto físicas (somatización) como psíquicas (depresión, ansiedad).
Nadie ni nada nos puede restar el padecimiento de este fatal desenlace, pero la actitud de afrontarlo, es el inicio para superarlo.
Para ello es preceptivo, manifestar, narrar el propio sufrimiento y ser escuchado por otro, eso sana.
Por otra parte, la espiritualidad, dimensión que posee todo ser humano, coadyuva incuestionablemente a la superación de este trance, si a ello le unimos la práctica religiosa desde la fe, las personas se recuperan más pronto.
Reflexiones
Es difícil dejar ir a las personas que queremos y amamos, pero, es necesario afrontar las pérdidas positivamente. Recordar los momentos positivos que se han vivido, y no quedarse en el acto triste de su fallecimiento.
El duelo, “duele”, pero, además, puede ser una oportunidad de crecimiento personal, siempre que se afronte e integre la pérdida del ser querido. Se trataría no escapar del dolor, sino de saberlo canalizar.
Siguiendo a Yalom, el duelo es tan devastador y aterrador porque confronta a la persona con los cuatro conflictos básicos de la existencia: la muerte, la libertad, la soledad y la falta de significado. (Yalom I. Psicoterapia existencial. Herder, Barcelona 1984).
El olvido no es el objeto de un desarrollo sano del proceso de duelo, olvidar reprimiendo nunca libera, aunque erróneamente lo parezca, porque el recuerdo permanece en nosotros. Lo adecuado es la ACEPTACIÓN.
Las emociones que se reprimen actúan generando estrés permanente, con lo que puede surgir un síntoma físico, un doloroso recordatorio de que se está ignorando alguna emoción. Pensar en el dolor sin negarlo, sin dulcificarlo, pero también sin reducirlo a una experiencia oscura y sin salida, esa es la clave.
El duelo se elabora sanamente aprendiendo a recordar e integrar lo mejor de la relación con la persona fallecida, de modo que se vaya invirtiendo la energía en nuevos afectos, y el ser querido queda habitando para siempre en algún lugar del corazón en el que domina más la alegría porque sucedió, que la pena porque terminó. (Worden W. El tratamiento de duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Paidos)
El duelo es un indicador de amor. Si hemos amado, no se puede morir sin dejar a alguien dolido. El sufrimiento de la pérdida de un ser querido, deviene como consecuencia de haber disfrutado estando con esa persona. El dolor y el amor forman parte de nuestra vida.
Algunas entidades asistenciales sobre duelo por pérdida de familiares
Centro de Orientación Familiar Diocesano de DOS HERMANAS (Coordinado por este servidor).
C/ Real de Utrera, 11A, 41701 Dos Hermanas, Sevilla
Asociación Alma y Vida (Sevilla).
Centro Cívico Entreparques
C/ Parque de Grazalema, s/n, 41015 Sevilla
657 411 202
Centro de Escucha San Camilo (Sevilla)
Avdª de la Cruz Roja, 8, 41008
954 351 190 y 660 239 034
Servicios del Servicio Público de Salud:
Dr. Antonio Jesús Yugueros García
Graduado en Trabajo Social.
Curso Universitario de Especialización en Acompañamiento e Intervención Terapéutica en Proceso de Duelo.
Colaborador COF Dos Hermanas.