La primera frase de la exhortación apostólica es relativa a quien va dirigido el documento: A todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática. Y nos recuerda el Papa la invitación de San Francisco de Asís: “Alabad a Dios por todas sus criaturas”. Es una frase dicha en el siglo XIII y que tiene una gran vigencia actualmente. La invitación de San Francisco, importante fuente inspiradora del papa Francisco, nos hace pensar en el ser humano y su comportamiento en relación con el conjunto de la Biosfera, fomentando la extinción de especies, y también el comportamiento de los seres humanos, algunos seres humanos, con los propios seres humano. La frase de San Francisco, tan bien traída, nos recuerda el descuido que tenemos con las criaturas, que de acuerdo con la frase son criaturas de Dios.
Nos recuerda el papa Francisco que el Cambio Climático, que ha motivado la generalización de la Emergencia Climática, es un problema más allá del problema ambiental, es un problema social global que esta, de acuerdo con el papa Francisco, íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana. Es un reto global con una causa humana pero desigualmente repartida la causalidad y, sin embargo, generalizada la incidencia, con un mayor impacto en los más pobres y desposeídos. El problema global del Cambio Climático incrementará las diferencias entre los seres humanos, ya de por sí muy grandes. Algunas personas visualizan el problema del Cambio Climático como una cuestión ideológica, el papa Francisco manifiesta que no, no es una cuestión ideológica, sino un profundo drama que nos daña a todos, y, de acuerdo, con los obispos africanos, un impactante ejemplo de pecado estructural. Quizás lo podemos considerar como una forma de pecado relacionado con la globalización.
Cuando el papa Francisco redactó Laudato Si Leonardo Boff calificó el documento como Magna Carta de la ecología integral, una manifestación del grito de la Tierra y el grito de los pobres. Es inquietante que ningún documento de la Organización de Naciones Unidas (ONU) hubiera incidido en el problema de la forma contundente que lo hizo el papa Francisco. Con Laudate Deum se profundiza más en el problema, actualizando a la situación del mundo peor, a todas luces peor que la que ofrecía en 2015. Leonardo Boff realizó brillantes comentarios a la Carta Encíclica Laudato Sí precedente imprescindible para comprender el alcance de Laudate Deum. Decía Boff en 2015 que la estructura de la Carta Encíclica obedece al ritual ligado a la Iglesia de reflexión teológica ligada a la práctica de la liberación, es decir: ver, juzgar, actuar y celebrar. El papa Francisco vió lo que le estaba pasando a la madre Tierra, la Casa Común, pero no se queda con un análisis distante, juzga la situación bajo una óptica científica sólida, y con ello actúa y celebra. Actúa porque establece caminos de solución y celebra en el contexto de la conversión ecológica que predica en su mensaje lleno de espiritualidad ecológica.
Laudate Deum, es una continuación necesaria, pero también es un documento imprescindible en sí mismo. Se podría leer de forma independiente y estudiar el balance que hace el papa Francisco del mundo de hoy, manifiestamente peor que el que teníamos en 2015, y con ello llevarnos a la acción transformadora de realidades utilizando como herramienta el Evangelio.
El primer apartado de la Exhortación Apostólica lleva por título “La crisis climática global”. Denuncia el papa Francisco que por mucho que algunos quieran esconder la realidad los indicadores del cambio climático están ahí. Los quejidos de la Tierra ante una enfermedad silenciosa son evidentes en forma de indicadores ambientales difícilmente cuestionables. Los cambios en el clima, generado por el calentamiento global de atmósfera y océano, incrementan la probabilidad de eventos extremos: sequías prolongadas, huracanes, tornados, inundaciones, aumento del nivel del mar, olas de calor, por citar algunos horrores que ya nos acompañan de forma continua. El incremento posible de 1.5ºC de temperatura del planeta no viene acompañado de buenos augurios. Existe en la sociedad mundial algunos sectores resistentes a tomar medidas que sean realmente efectivas más allá de pronunciamientos políticos de carácter genérico no acompañados de planes y proyectos concretos. A esta inacción se une a ceremonia de la confusión, ridiculizando, dice el Papa, a quienes hablan con ciencia y sentido del calentamiento global y sus efectos. Falta de información veraz y razonamientos que confunden son una mezcla muy mala para que la población comprenda realmente la gravedad de la situación y actúe en consecuencia
El papa Francisco llama de nuevo la atención en esta parte del documento dedicada a la crisis climática al hecho de la responsabilización de los pobres, cuando un bajo porcentaje rico del planeta es responsable de más del 50% del calentamiento global. Pensemos en África, el papa Francisco lo hace, y manifiesta que un continente que alberga más de la mitad de los seres humanos más pobres del planeta es responsable de una ínfima parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se dice que la lucha contra el cambio climático reducirá el número de puestos de trabajo, cuando en realidad ocurre lo contrario millones de personas pierden sus puestos de trabajo debido a las consecuencias del cambio climático, denuncia el Papa.
De nuevo, el papa Francisco plantea soluciones, y manifiesta que la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionadas, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en sectores muy diferentes, y ello precisa que políticos y empresarios se tomen esto muy en serio sin dilación, no hay tiempo para aliviar el grito de la Tierra y el grito de los pobres.
Manuel Enrique Figueroa Clemente