Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-18)
Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
La festividad de la conversión de San Pablo deja aparte las parábolas del Reino que habíamos empezado a leer ayer en la pluma del evangelista Marcos. En su lugar, tenemos esta exhortación a la evangelización en la fecha en que conmemoramos a quien fue apóstol de los gentiles y artífice de la increíble expansión de la fe en Cristo resucitado durante el primer siglo de nuestra era. Jesús pone tareas a sus discípulos: «Id a mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». Fin de la tarea. La Iglesia existe para evangelizar, no tiene otra misión más que dar a conocer el mensaje de Cristo por toda la tierra. Ese es el empeño renovado del Papa Francisco acudiendo a las periferias donde alienta a las comunidades católicas aun minúsculas o incipientes pero donde proclama que Jesús es el Señor. Es la misión de la Iglesia, o sea, la tuya propia allí donde te encuentres: ve y proclama el Evangelio. Ya está.