Salvador Fuentes Barea
1958 (Málaga)
Hermano de la orden hospitalaria San Juan de Dios (sjd)
Ha sido un regalo de la providencia que desde niño la convicción de Salvador haya sido cristiana y, que la afectividad con Dios se desarrollara en el seno familiar, donde los ideales evangélicos han forjado su identidad. “Agradezco al Señor porque un día se fijó en mí y me llamó a la orden hospitalaria de San Juan de Dios, donde he podido servir como religioso en la atención a los más desfavorecidos”. Este religioso malagueño, asentado en Sevilla, “es consciente que, en la Eucaristía, lugar y espacio de fe, a la luz de la Palabra de Dios y viviendo el encuentro con el Señor se ofrecen caminos para que descubramos la vida nueva”.
En definitiva, se trata de “encarnar el carisma de la hospitalidad que nuestro fundador San Juan de Dios vivió hasta gastarse por evangelizar y curar el mundo de dolor y sufrimientos”. Todos los fines de semana Salvador ayudaba a los hermanos en las tareas diarias y, “llegó el momento en el que tanto mi director espiritual –un sacerdote jesuita- como los hermanos creyeron en mí y me animaron a pedir el ingreso en la orden”. Una vez admitido, hizo todo el proceso de formación, postulantado, noviciado y su primera profesión, a lo largo de la cual fue madurando esa primera intuición.
La orden hospitalaria de San Juan de Dios es una de las mayores organizaciones internacionales de cooperación sin ánimo de lucro. Su finalidad es atender a las personas más vulnerables mediante la puesta en marcha y desarrollo de programas de acción social y salud. Está presente en 52 países en los cinco continentes. Cuenta con 405 centros, que incluyen hospitales y dispositivos sociales y sanitarios para personas con enfermedad mental, discapacidad, mayores, personas sin hogar y en riesgo de exclusión social.
Vocación de la hospitalidad
La experiencia de Salvador durante casi cuarenta años de vida hospitalaria ha sido de fidelidad a la vocación de la hospitalidad. “He aprendido que se puede vivir formando parte de esta familia hospitalaria, estar junto a aquellos que no son útiles, que no tienen derechos o que los han perdido por su estilo de vida y no son acompañados por nadie. No sé qué he aportado yo; lo que sí puedo decir es que he intentado y procuro todos los días ser fiel a mi vocación, a los valores de la orden, respondiendo a los servicios y tareas que me han encomendado mis superiores y con esta visión trabajo para devolver a aquellos el protagonismo de sus propias vidas”.
La esencia de ser hermano de San Juan de Dios
“He procurado hacer con fidelidad lo que me mandaron mis superiores, he trabajado con enfermos mentales, terminales, contagiados de sida, ancianos, discapacitados, en comedores sociales y en casas de acogida. De todos ellos he aprendido lo que es el dolor, el sufrimiento, la carencia de los más elemental como la comida o un lugar dónde vivir. Todo ello me ha hecho crecer y potenciar mi vida como hermano de San Juan de Dios”.
Evangelización y hospitalidad
Religiosos y colaboradores estan llamados a una misión compartida en la hospitalidad. “Misión urgente que haremos posible si estamos abiertos a las constantes llamadas del Espíritu. Llamados a la viña de la hospitalidad para anunciar la fe, la esperanza y el amor. Quien se han encontrado con Cristo resucitado no puede tenerlo para sí, tiene el deber de anunciarlo en medio de los más vulnerables, tocados por la enfermedad de todo tipo”, expresó el hermano Salvador Fuentes.
Evangelización y hospitalidad
Religiosos y colaboradores están llamados a una misión compartida en la hospitalidad. “Misión urgente que haremos posible si estamos abiertos a las constantes llamadas del Espíritu. Llamados a la viña de la hospitalidad para anunciar la fe, la esperanza y el amor. Quien se han encontrado con Cristo resucitado no puede tenerlo para sí, tiene el deber de anunciarlo en medio de los más vulnerables, tocados por la enfermedad de todo tipo. Nuestras obras sanitarias son obras de la Iglesia y, por ello, de evangelización, donde la persona enferma está en el centro, asistida integralmente con valores de justicia y equidad”. En la obra se respiren valores evangélicos traducidos en amor, solidaridad, atención personal, humanización y dimensión ética y pastoral.
Paternidad espiritual
Cuando hablamos de paternidad espiritual “nos referimos al cuidado y la atención que se da a un nuevo creyente para que el carácter de Cristo sea formado en él de manera que en su vida se cumpla el propósito de Dios: dar fruto que permanezca”. Este fruto – añade – se debe manifestar en una vida transformada, capaz de reproducir a otros. “El concepto de paternidad espiritual no está ligado a una figura pastoral apostólica, sino que está enmarcada en la responsabilidad del sacerdocio universal de todos los creyentes. Si le hablas y este nace de nuevo por medio del Evangelio, ¡felicidades! La pregunta sería ¿qué hemos hecho con esos a los que hemos hablado del Evangelio y han nacido de nuevo?”.
El día a día
Cada mañana los hermanos de San Juan de Dios, después de la oración personal, comunitaria y de celebrar la Eucaristía, salen a realizar su trabajo apostólico a los diferentes centros de la orden en Sevilla y Bormujos, “donde tratamos de poner en práctica los que hemos celebrado y orado. En otras palabras, ser Iglesia y hospitalidad, amor a Dios y al prójimo y siempre al estilo de San Juan de Dios”.
El día a día lo comparten siete hermanos de la comunidad “servidores de la esperanza con gestos concretos, con ejemplos de vida; tratamos de construir una verdadera comunidad apostólica en la que está muy presente la oración, ayuda mutua sobre los más vulnerables y sobre todo la creación de un ambiente donde se pueda vivir en fraternidad amistad, alegría y fe”.
A través de los cuerpos a las almas
El deseo de servir a los enfermos dentro de la vida consagrada a Dios fue el origen de la vocación de Salvador. “Desde nuestra fe en Dios a nuestra disponibilidad para abandonarnos al amor de Dios que salva en las situaciones de sufrimiento, de enfermedad, de soledad “A través de los cuerpos a las almas” y como se refleja en nuestra misión a día de hoy.
En la profesión religiosa de la orden de San Juan de Dios hay algo peculiar, Aparte de la pobreza, obediencia y castidad, hacen un cuarto voto: la hospitalidad. “Donde comprometemos nuestra vida a la asistencia de los más frágiles esforzándonos para prestarles todos los servicios necesarios, incluso los más humildes y los que puedan comportar un riesgo para nuestra vida a semejanza de Cristo que nos quiso hasta morir para nuestra salvación”.
20 aniversario
El Hospital San Juan de Dios del Aljarafe (Bormujos, Sevilla) acaba de cumplir 20 años desde que iniciara su actividad asistencial en diciembre de 2003. 20 años al cuidado de la salud de los pacientes de esta comarca cuya población de referencia supera actualmente los 300.000 habitantes. Precisamente, han sido los pacientes y los profesionales que los atienden a diario, junto a los voluntarios, los verdaderos protagonistas del acto de conmemoración y homenaje que ha tenido lugar en el salón de actos del centro hospitalario.