Lectura del santo Evangelio según san Marcos ( 1, 12-15)
A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Era tentado por Satanás, y los ángeles lo servían.
Comentario
Señor Jesús, no tengo idea de adónde voy.
¡Auméntame la fe
aunque me cerquen sombras de muerte que crecen como un cáncer!
Señor Jesús, no veo el camino delante de mí.
¡Auméntame la esperanza
aunque me cerquen tinieblas de sinsentido que hielan mi sensibilidad y mi corazón!
Señor Jesús, no puedo saber con certeza dónde terminaré con mi cuerpo gastado.
¡Auméntame la comprensión
aunque me cerquen sombras de absurdo que disuelven las pocas certezas que tengo!
Señor Jesús, no me conozco realmente, soy una amalgama de contradicciones.
¡Auméntame el autoconocimiento
aunque me cerquen sombras de baja autoestima tan realistas, tan puñeteras!
Señor Jesús, aunque crea que siga tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo.
¡Auméntame la autenticidad
aunque me cerquen sombras de pecado que me devoran, idólatras!
Señor Jesús, no confío fácilmente en que cuidas de verdad de nosotros.
¡Auméntame la confianza
aunque me cerquen sombras de soberbia tan ciegas y tan estúpidas!
Señor Jesús, temo cambiar, crecer, abrirme a nuevas experiencias humanas y espirituales.
¡Auméntame la valentía interior
aunque me cerquen sombras de cobardía humana, demasiado humana!
Señor Jesús, vivo atado a mi pasado, a mis errores, a mis remordimientos.
¡Auméntame la apertura
a tu amor sobre todo amor tan universal,
tan a la medida,
tan liberador!
Señor Jesús, me cuesta tanto reconocer que las capacidades que tengo son la tarea que me encomiendas.
¡Auméntame la libertad
para dar de mí y de lo mejor de mí en la siembra del Reino de Dios!
Señor Jesús, me rindo demasiado pronto ante las dificultades.
¡Auméntame la capacidad de entrega,
la perseverancia,
la paciencia…
la sensibilidad ante los ritmos del crecimiento espiritual!
Señor Jesús, me cansa tanta y tanta insignificancia que me rodea y me presiona.
¡Auméntame la sensibilidad
ante tu presencia en cada ser humano que me encuentro en la vida!
Señor Jesús, tantas y tantas veces me resisto a la realidad.
¡Auméntame la capacidad de realismo
para intuir las posibilidades de cuidar tu Reino que ya ha empezado entre nosotros!
Señor Jesús,
no tendré temor ante lo que me pase en la vida
porque sé muy claramente
que siempre estás conmigo…
siempre estás con nosotros,
los humanos, tan humanos…
tan humanitos…
y que nunca dejarás
que afrontemos solos nuestros peligros,