Erson Patrick Rosario Da Cruz
República de Cabo Verde (2002)
Seminarista del 4º curso del Seminario Metropolitano de Sevilla
Fue la cita bíblica de Jeremías (20, 7): “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; has sido más fuerte que yo y has podido”, la que tocó “lo más hondo del corazón” de Erson. El descubrimiento de su vocación al sacerdocio llegó en una etapa “revolucionaria” de su adolescencia. Cuando sus ojos se toparon con esa expresión del joven profeta sintió que “el Amor le sobrepasó” y tuvo que compartir esa experiencia con su párroco.
Antes de entrar en el Seminario Menor Cristo Bom Pastor, en Cabo Verde, Erson recuerda esa etapa de su vida “en una casa llena de gente y de alegría, donde al final de cada día nos reuníamos sin televisión, pero siempre animados y felices, podría decir que fue una infancia no contaminada con las cosas a las que estamos acostumbrados hoy”.
Desde su llegada al Seminario Metropolitano de Sevilla, este joven seminarista ha podido vivir una experiencia de acogida. “Personalmente no necesité muchos días para sentirme en casa. Tanto los compañeros como el equipo de formadores han estado ahí, ofreciéndo su precioso tiempo. No hay palabras para agradecer todo esto. Otra cosa que me sorprendió mucho fueron las formaciones del seminario (humana y espiritual) que me van ayudando a descubrir cada vez más quién soy y a conocer más y mejor lo que Dios me pide”, expresa.
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Sobre los principales desafíos a los que se enfrentan los aspirantes al sacerdocio, Erson reconoce que los retos se presentan dentro y fuera de la Iglesia. “Podríamos hablar de la falta de vocaciones, en primer lugar, para el matrimonio, que es de donde manan las demás vocaciones. También nos enfrentamos a una sociedad secularizada marcada por la pérdida de la fe. Veo la necesidad de volver a los orígenes, cuando los apóstoles eran los únicos que conocían el mensaje del Mesías, y repetir lo que ellos hicieron al ir por el mundo y proclamar la Buena Nueva del Reino”.
Actualmente Erson forma parte del equipo de Pastoral Vocacional y pondera como “una experiencia de Dios muy fuerte”, la posibilidad de tener “un encuentro sincero con Él para poder hablar con los jóvenes desde el corazón”. De esta pastoral agradece también “la oportunidad que me permite de conocer la provincia, las diversas parroquias y su gente. Está siendo una experiencia muy bonita, una buena aventura por la que doy gracias a Dios continuamente”.
A un joven que se plantea el sacerdocio le diría que “no tenga miedo, porque el sí a Dios no nos quita nada, al contrario, nos da una vida en abundancia. Si el Señor te dice: ‘Ven y sígueme‘, no le pongas límites, haz como Pedro y Andrés, que dejaron las redes y le siguieron. Si ellos se hubiesen quedado en el simple hecho de ser llamados, pobre de ellos, porque no habrían conocido la riqueza de seguir a Jesús. Por eso, no tengas miedo de dejar las redes porque Dios te quiere feliz y te promete una felicidad eterna y fiel”.
En su formación espiritual, la lectura de la Palabra de Dios tiene una especial resonancia. “El pasaje bíblico por el que Dios me habla directamente es el de Juan (15, 15-17), en el que Jesús se dirige a los suyos como amigos y no como siervos. Este pasaje me ayuda a tener un trato de mucha cercanía con Dios, no la de un señor que esté lejos, sino la de un amigo que está allí para lo que sea, que me corrige cuando no hago las cosas de la mejor manera, que me ayuda a levantarme cuando caigo. No se trata solo de obedecer sus mandamientos, sino de compartir un vínculo basado en el amor y la confianza mutua, una manera de entrar en una relación personal con Él”.
La vida del cardenal Nguyen van Thuan y del pobre de Asís no lo dejan indiferente. “Las lecturas espirituales que más me gustan son los escritos del cardenal vietnamita van Thuan, que estuvo 13 años en la cárcel por profesar su fe en Jesucristo, pero, aun así, no le impedían vivir su fe con gran entusiasmo y alegría, y en todo este tiempo puso a Dios en primer lugar y se abandonó en sus manos, que es la garantía de poder mirar al futuro con confianza y esperanza, incluso en los momentos más oscuros y tristes. Es un gran testimonio de vida cristiana que me llama mucho la atención”. En relación con los santos, “me atrae mucho san Francisco de Asís por su sencillez. Dejó sus bienes materiales y una gran herencia abandonándose en las manos de Jesucristo y dedicándose al servicio de los más pobres y olvidados de la sociedad, los leprosos con los que nadie quería estar”.
Acolitado en Cabo Verde
El mes de julio, el obispo de la diócesis de Mindelo, monseñor Ildo Fortes, instituirá como acólito a Erson. “Lo espero con mucha ilusión porque es un pasito más. Es un paso importante en mi formación, una llamada para servir en la liturgia de la Iglesia de una manera más formal y específica. Es también un compromiso más profundo con la vocación sacerdotal y con el servicio a la Iglesia y a Dios”.