Redescubrimiento de la fe

Francisco Redaño

Diputado de Priostía de la Hermandad de los Gitanos, de Utrera.


Francisco Redaño, conocido por todos como “Curro”, pertenece a la junta de Gobierno de la Hermandad de los Gitanos de Utrera. Es diputado de Priostía desde el año pasado. “Soy carpintero y ahí es donde encajo. Llevo todo el tema de montaje y desmontaje de los pasos, limpieza de enseres, entre otras cosas, es muy bonita la priostía”. Fue en el año 2018 cuando decidió, junto a su hija, empezar a hacer estación de penitencia.

“Mi sorpresa fue que cuando hice penitencia junto a ella descubrí un gozo y una alegría indescriptibles, un bienestar muy grande. Desde entonces salimos de nazarenos hasta que Dios nos lo permita. Ha sido un regalo para mi descubrir esto junto a mi hija”.

Curro reconoce que está viviendo una hermosa etapa de su vida dentro de la hermandad. “Junto a los hermanos, a las personas que se les ayuda, en la cercanía con los titulares. He ido recuperando poco a poco mi fe, gracias a Dios”. Consecuencia de la pérdida de su madre, Curro comenzó a renegar de la existencia de Dios y poco a poco fue alejándose de la práctica religiosa. “Me había propuesto demostrar que Dios no existía. Fui, sin duda, salvado de los infiernos”. Su conversión se produce tras el nacimiento de su hija menor. Él lo cuenta así: “Me replanteé mi vida, tenía una persona que criar y acompañar en el camino y, a través de ella, empecé a redescubrir mi existencia y me topé con Dios”.

Su hija entró en un colegio salesiano “y se hizo devota absoluta de María Auxiliadora y me fue llevando de la mano con ella a Misa y así volví a casa, volví a la Iglesia”.

En definitiva, “dentro de la hermandad aporto mi granito de arena y hago lo mejor que puedo, siendo mejor persona, mejor cristiano”. La hermandad le da la posibilidad “de vivir la fe con mucha alegría, un espacio de compartir y disfrutar todos juntos”.

Curro admite que la devoción a la Virgen del Carmen se la debe a su madre. “Eso es lo que hago todas las noches antes de dormir, despedirme de la Virgen, dándole gracias y pidiéndole ayuda”.

 

 

 

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