Viernes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas  (12, 54-59)

Decía también a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede. Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo? Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo».

Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?

Comentario

Los signos meteorológicos presagian el tiempo venidero. Jesús y sus contemporáneos, todos ellos gente de campo o rudos pescadores del mar de Galilea, lo saben bien. Pero el mayor signo es el propio Jesús, Dios encarnado que viene a la historia de los hombres para que éstos presagian el tiempo de gloria que se les ha reservado a los que se salven. Pero algo les ocurría a sus coetáneos -lo mismo que ocurre hoy- que no sabían interpretar ese signo mayúsculo del Verbo hecho hombre como el acontecimiento salvífico por excelencia. Y se quedaban admirados de sus prodigios pero sin convertirse para seguir su predicación. A eso se refiere Jesús en el Evangelio del día, a esa incapacidad para entender que la venida de Jesús es el gozne de la historia, la bisagra en la que el tiempo (no el meteorológico) se abate definitivamente.

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