XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 28b-34)

Un escriba que oyó la discusión, viendo lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo.

Comentario

QUISIERA ESTAR CERCA DEL REINO

A pesar del cansancio,

respirar lentamente

cuando nos abruman

los escombros de la negatividad.

¡Danos tu paz, Señor!

 

A pesar de la desesperanza.

alimentar lo mejor

de nuestro corazón:

la valentía, la fraternidad, la misericordia.

¡Danos tu reino, Señor!

 

A pesar de los golpes de pesimismo,

mirar los destellos

de verdad, de bien, de belleza

que resisten entre las ruinas grises.

¡Danos tu mirada, Señor!

 

A pesar de tanto ruido,

a pesar de tanta paparrucha,

a pesar de tanta mentira,

silenciarse humildemente

ante la intensidad del misterio

del corazón humano.

¡Danos tu corazón, Señor!

 

A pesar de tanta superficialidad.

sentir lo hondo de tu presencia

en los momentos de santidad,

en los momentos de justicia,

en los momentos de fraternidad.

¡Ábrenos a tu presencia, Señor!

 

A pesar de tanta ceguera.

no cejar en abrir los ojos

ante la realidad

porque siempre,

siempre,

siempre

lo mejor está por venir.

¡Danos tu espíritu, Señor!

 

A pesar de todas las crispaciones,

serenar todo lo posible las palabras,

serenar todo lo posible los gestos,

serenar todo lo posible las miradas.

¡Danos tu fuerza interior , Señor!

 

A pesar de tanta mala práctica.

cuidar los detalles de humanidad,

cuidar los detalles de empatía,

cuidar los detalles de comunión.

¡Danos tu comunión, Señor!

 

A pesar de tanta desigualdad,

alimentar la fraternidad,

alimentar la justicia social,

alimentar el respeto a los derechos humanos.

¡Danos tu valentía, Señor!

 

A pesar la crisis ambiental global,

cuidar la vida,

cuidar toda vida,

cuidar toda vida en todo momento.

¡Danos tu amor a la vida, Señor!

 

A pesar del consumismo compulsivo,

optar por la sobriedad diaria,

optar por el compartir,

optar por la sencillez y la humildad.

¡Danos tu mansedumbre, Señor!

 

A pesar de tanto individualismo rampante,

cuidar el bien común,

cuidar toda clase de colaboraciones para el bien,

cuidar la cercanía sincera con los que nos rodean.

¡Danos tu comunión, Señor!

 

A pesar de la avidez de riqueza,

optar por la sobriedad,

optar por la moderación,

optar por la autenticidad.

¡Danos tu pobreza, Señor!

 

A pesar de tanto sentimiento confuso,

buscar la lucidez de tu palabra,

buscar las certezas de los impulsos del espíritu,

buscar las verdades más humanas

siendo para los demás,

cuidando a los demás,

amando a los demás.

¡Danos tu reino, Señor!

 

Amorízanos, Señor.

Amorízanos día a día.

Amorízanos respiración a respiración.

Amorízanos como sólo tú sabes hacerlo.

 

Amén. Aleluya.

carmeloampelio@gmail.com  raspasdefuego.blogspot.com/

 

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