Diego Castro Pérez: “La Iglesia es en salida o no es Iglesia”

Sevilla (1981)
Feligrés de la Parroquia del Santísimo Redentor
Coordinador del proyecto Beato Pedro Donders
Padre, esposo, arquitecto

Diego forma parte del grupo de coordinación del proyecto Beato Pedro Donders desde sus inicios en 2016, con sede en la Parroquia del Santísimo Redentor, de Sevilla. Se trata de una de las cuatro iniciativas que coordina Caritas Sevilla de atención a personas sin hogar. El proyecto se basa principalmente en tres áreas: ruta, acogida y acompañamiento. Actualmente son unos 60 voluntarios los que forman parte de esta labor.

Hasta el año pasado ha formado parte activa del área de ruta que recorre cinco noches a la semana las calles de la ciudad para llevar un caldo caliente a las personas en situación de calle. “Yo creo que más que el caldo (que en las frías noches sienta muy bien) lo que muchos hermanos esperan es la charla, la compañía, el desahogo en algunos momentos, pasar de ser invisibles a recuperar la visibilidad por algunos minutos. Para mí, sin duda, estos momentos son un encuentro con Dios, Evangelio puro”.

Diego reconoce que, con el paso del tiempo, esas personas que en un principio eran desconocidas, “pasan poco a poco a ocupar un espacio en tu corazón, al principio, cuando salía por la noche mi hija me decía ¿Has quedado con tus amigos? y yo sonreía; ‘mis amigos’, pensaba, ahora soy yo el que afirma ‘he quedado con mis amigos’ cuando me pregunta a dónde voy”.

Encuentro entre dos amigos

El objetivo de la ruta es invitar a todas las personas a la acogida que tiene lugar cada lunes en la parroquia, “donde además de tener la oportunidad de tomarse un café y merendar, tenemos espacios donde sentarnos, charlas y trazar un camino para que nuestros hermanos puedan dejar de estar en la calle. Desde septiembre coordino el área de acompañamiento y cada semana estoy deseando que llegue el lunes para encontrarme con ellos. Es un momento muy especial, ya que se han convertido como en parte de mi familia”.

La tercera área del proyecto es el acompañamiento, “una vez hemos conseguido encauzar el camino, (han accedido a algún recurso o centro) los seguimos acompañando tanto en sus gestiones o compartiendo con ellos un café, convirtiéndose estos encuentros en un encuentro vivo entre dos amigos”.

Después de muchos años ejerciendo este apostolado en la calle, Diego afirma que “lo más importante es que se sientan acogidos, que ellos se sientan tranquilos y en confianza. Esto se consigue a través de la cercanía y la naturalidad. Empatizar con las personas en situación de calle y hacerles ver que el proyecto está para ayudarles no es tarea fácil ya que para muchos de nuestros hermanos no es la primera vez que solicitan ayudan y al principio se muestran algo desconfiados. Las primeras veces que sales de rutas llevas muchas preguntas en la cabeza, me preocupaba mucho no saber qué decirles, cómo interactuar con ellos.  Al final cuando hay una buena predisposición lo mejor es dejarse llevar por el espíritu”.

Las palabras del papa Francisco “la Iglesia es en salida o no es Iglesia” fueron las que impulsaron y animaron a Diego a dar el paso de comprometerse “a proclamar el Evangelio con mi voz (hago referencia a mi etapa de catequista), a trasmitirlo con mis manos. Pienso que la fe hay que vivirla en las cosas sencillas, en el día a día. Para mí es un regalo de Dios tener la oportunidad de llevar a mis niños pequeños (2 y 4 años) al colegio e ir conversando con ellos, o recogerlos o comer con ellos en casa. Gracias a Dios mi trabajo me lo permite. Son cosas de mi vida cotidiana en la que claramente veo la presencia de Dios, que mis hijos vean a Dios también como algo cotidiano es el reto que me marco en los próximos años, y dado los parámetros en los que se mueve la sociedad el reto no es fácil”.

Jornada Mundial de los Pobres

Diego subraya que, a parte de la atención a las personas sin hogar, “una de las cosas que más le produce alegría, es saberse acompañado en esta tarea. “El proyecto cuenta con voluntarios excepcionales en los que nos apoyamos los unos a los otros cuando pasamos momentos de dificultad, que a lo largo de los años los ha habido. Saber que cuentas con personas que reman en la misma dirección, con un mismo objetivo, es bastante reconfortante”.

De todo el mensaje del papa Francisco para la VIII Jornada Mundial de los Pobres, “me quedo con la parte en la que nos interpela sobre nuestro comportamiento con los pobres, donde nos dice que cada cristiano y cada comunidad está llamado a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad, creo que se ajusta muy bien a la idea que se tiene desde el proyecto en relación a los más desfavorecidos”.

En definitiva, este feligrés de la de la Parroquia del Santísimo Redentor reconoce la presencia de Dios en los hermanos de la calle “en cualquier momento, cuando se ríen, cuando lloran, cuando se enfadan, en momentos de esperanza y en los de desesperación, Dios está con ellos porque son sus preferidos. Cuando me encuentro con ellos veo la presencia de Dios. Pero de todos los momentos mi preferido, sin duda, es cuando de repente te abrazan sin más, para mis es como fundirte en un abrazo con Dios, y es como si Dios te dijera ¡adelante estoy contigo!”.

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