Marta León es psicóloga y Gabriel Mateos es economista. Son matrimonio, padres de dos hijos y coordinadores de la Región de Andalucía Occidental y Canarias de los Equipos de Nuestra Señora; un movimiento para descubrir y vivir la riqueza del sacramento del matrimonio a través del diálogo, la oración y la formación.
“Creemos firmemente que parejas fuertes y unidas en el amor transforman nuestra realidad y la sociedad”. Bajo esta premisa viven Marta y Gabriel, una pareja que busca “como matrimonio, ser signo de amor de Dios, el uno para el otro, y los dos juntos para los demás”.
Y lo hacen en comunidad, concretamente en los Equipos de Nuestra Señora, un movimiento que “nos ayuda a vivir esa realidad a través del diálogo profundo, la oración conyugal, la formación y la ayuda mutua con otros matrimonios y sacerdotes”.
Después de veinte años en el movimiento (los seis primeros en el grupo de jóvenes), actualmente coordinan la Región de Andalucía Occidental y Canarias, acompañando a alrededor de 220 equipos repartidos entre Sevilla, Córdoba, Huelva, Cádiz o Jerez.
El matrimonio “no está exento de dificultades y esfuerzos, en el que generosidad y el perdón son fundamentales”
Según la pareja, este apostolado es “nuestra manera de intentar construir un mundo mejor”. Además, confiesan que les hace felices “compartir la vida con otros matrimonios y ver cómo crecen en su amor y en su felicidad”. No obstante, reconocen que mantenerse fiel al Señor como matrimonio cristiano, cuando la sociedad invita prácticamente a lo contrario, no es fácil: “Es un trabajo de cada día, no exento de dificultades y esfuerzo.
La amistad, la lealtad, la generosidad y el perdón son fundamentales. También creemos que es muy importante la ayuda de una comunidad que te sostiene y con la que te identificas”.
Matrimonio cristiano
Igualmente, para ellos ha sido decisivo el ejemplo de sus padres y de los abuelos de Gabriel, con quince hijos y más cincuenta nietos, que “han dedicado su vida a los demás, sabiendo querer a cada miembro de su gran familia de una forma única y especial”.
Ahora es su turno; ahora son ellos los que actúan como referente para las jóvenes parejas de novios cristianos, demostrando que el amor para toda la vida existe, que se puede poner el Evangelio como prioridad y centro de la vida y que es posible hacer de la vocación de servicio a los demás la principal fuente del matrimonio.