Posiblemente lo que voy a expresar a continuación sea demasiado poca cosa para esta sección, o no deba ser expresado aquí , pero es lo que me desborda. Las manos son las que llevan a término el hacer, las que ponen en práctica lo que habita nuestro pensamiento y nuestra voluntad. Pintan cuadros bellísimos que nos dejan ensimismados, permitiéndonos conocer al autor; esculpen tallas que no nos cansamos de mirar, ¿quién no se queda boquiabierto al contemplar el David de Miguel Ángel o La Última Cena de Da Vinci?, ¿cuántos, al entrar en la sala principal del Hospital de la Santa Caridad no hemos sentido una especie de levitación, de elevación ante el retablo mayor?, o¿ tenemos un libro de cabecera?, o ¿hemos dado las gracias al cirujano que ha operado a nuestro familiar o amigo?, la lista sería interminable. Todo fue hecho con las manos…
Cuántas veces damos las gracias a los que sostienen la Hostia consagrada, el Cuerpo de Cristo, sobre el Altar?, para ello han tenido que poner su cuerpo también sobre la patena.
Junio, mes dedicado al Corazón de Jesús, motor de misericordia y hospital de campaña, que hace posible que nazcan manos, personas, dedicadas a la relación de ayuda y ésta servirá si la forma de ser persona con el otro refleja tres actitudes básicas:
- Autenticidad (llamada también congruencia): consiste en “ser lo que uno es” en la relación con el otro sin construirse máscaras ni fachadas.
- Aceptación incondicional (o “consideración positiva incondicional”): consiste en aceptar a la persona tal cual es, con sus sentimientos y experiencias.
- Empatía: capacidad de comprender la experiencia única de la otra persona, dicho coloquialmente “meterse en su pellejo “y comunicar algo de esta comprensión.
Es lo que hicieron los que cargaron con Jesús para bajarlo de la Cruz, y lo que hacen hoy día los que se dedican a “cargar” con los más débiles, con los tristes porque no son políticamente correctos, con los enfermos y abandonados porque “no valen”. .. Y yo me pregunto, quién “vale” frente a Dios tanto como para descartar a los demás si todo lo que tenemos lo hemos recibido? yo, desde luego, no.
A Vane , Andrés, Encarni… y tantos otros nombres que me vienen a la memoria y que son obras de arte humanas y reales, auténticas custodias vivas, quiero agradecer su amor a la vida, su entusiasmo, alegría, generosidad , paciencia , comprensión y FE, sí una fe que les hace decir: “ Creo en Dios porque estoy vivo, viva” a pesar de sus circunstancias vitales durísimas. Este argumento no llegará al congreso, ni saldrá en las noticias de los medios cuando el debate sobre la eutanasia, sobre la muerte digna, y, en definitiva, el valor de la persona y de la Vida no para de cuestionarse.
Desde hace tiempo todos los intentos por llevar lo sagrado al ámbito de lo privado son pocos, propiciando un aumento del ateísmo y del agnosticismo que al final deriva en pura indiferencia religiosa. En el plano intelectual significa el desinterés por el tema de Dios y en el plano volitivo por el desafecto. “¿La religión? No me interesa”. “¿El problema de Dios? nunca me lo he planteado y de hecho no me lo planteo”. “No estoy contra Dios ni contra la religión. Nada tengo contra quienes creen en una u otra religión. Cada uno es libre de creer o no creer en lo que quiera. En cuanto a mí, estoy bien como estoy”. “ Y además para qué sirve?”. Quién no ha escuchado expresiones como estas?.
Dentro de pocos días celebraremos la festividad del Corpus Christi, y todos ellos estarán representados en el Único Cuerpo que nos hermana a todos y que da respuesta a todos los interrogantes del ser humano: ¿Por qué estoy aquí?, ¿Cómo he llegado hasta aquí? Y la más determinante, ¿para qué estoy aquí?
Mª Auxiliadora Sinquemani. Seglar.