En la madrugada del Viernes Santo, la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias es un ejemplo histórico y muy vivo de integración social de la raza gitana en la Iglesia de Sevilla. Esta corporación desarrolla una admirable misión pastoral y de evangelización desde su santuario, donde irradia la enorme devoción que despiertan sus sagrados titulares. En esta ocasión queremos conocer más de cerca la importante labor de caridad y acción social que realizan, de la mano de su hermano mayor José María Flores.
Fue en el año 2014, con motivo del XXV aniversario de la coronación de la Virgen de las Angustias, cuando comenzó el trabajo de esta hermandad en el asentamiento de El Vacie.
El hermano mayor señala que “esta actividad caritativa en uno de los focos de mayor exclusión social de Sevilla, está dirigida a evitar el absentismo escolar de los menores matriculados en los colegios de la zona”, siendo un total de 35 jóvenes los atendidos».
Esta acción se lleva a cabo por dos técnicos sociales, basándose en el seguimiento de su asistencia a los centros educativos y de su integración en la dinámica escolar y de interrelación con sus compañeros; todo ello “con el apoyo de sus progenitores, con acompañamiento a tutorías y coordinados con la dirección de cada uno de los centros escolares con los que colaboramos”.
El apoyo educacional y la integración en actividades extraescolares de dichos menores son primordiales en la actuación, proporcionándoles material escolar, ayudas para desayunos y ropa idónea para la etapa escolar; procurando, en definitiva, “una calidad de vida a estos menores en su periodo de estudiantes tan importante para su futuro y evitar la lacra de la exclusión social”.
Además, la hermandad de los Gitanos, en su línea de mitigar la marginación de muchos, en especial de aquellos de raza gitana, y a su vez de otros tantos que no son gitanos, ha extendido su labor sobre otra zona castigada por el desfavorecimiento y la falta de oportunidades como es el Polígono Sur.
También aquí, “nuestros esfuerzos se dirigen a la población en edad de escolarización, para continuar el acompañamiento de dichos menores en sus respectivos colegios, siendo su número superior a cincuenta, y encontrándonos con el apoyo de directores escolares que cada vez más demandan nuestra colaboración con dichos jóvenes”.
Para un mejor desarrollo de esta actividad, la hermandad está en conexión con el Comisionado del Polígono Sur, así como con la Pastoral Gitana, en la tarea de evangelización en la zona, sin dejar de colaborar con ONG y asociaciones que ya vienen trabajando por evitar la exclusión social, en proyectos ya afianzados como Arborea.
Y con vistas al futuro, “la línea de actuación seguirá priorizando nuestra labor en El Vacie y el Polígono Sur sobre la escolarización y educación de menores, procurando la integración de estos escolares en un futuro universitario”.
También destaca el voluntariado de la hermandad, especialmente un grupo de hermanas presente en su Bolsa de Caridad, que atienden a los necesitados, no solo con apoyo material, sino también emocional y de misericordia cristiana, iniciativa que desarrollan vía web mediante la “acción social con cita previa on line”, facilitando información de prestaciones sociales, becas, temáticas de soledad de mayores, bonos sociales, problemas educacionales con menores y conflictos familiares, etc.
Sobre las hermandades, José María Flores destaca que su actuación debe estar cargada de compromiso y caridad cristiana para hacer visible la Fe en nuestra sociedad secularizada e individualista; y en esto la acción social es de vital importancia: “una labor callada y humilde que mitiga a diario y de modo ejemplar tanta exclusión y falta de oportunidades entre nuestros semejantes”.
Isidro González.