Presentación
El catecismo Testigos del Señor tiene por finalidad ayudar a que los niños y adolescentes avancen en la fe en Jesús, el Señor, y sean sus testigos en medio del mundo. Los obispos lo ofrecemos como punto de referencia inspirador de la catequesis y, junto con la Sagrada Escritura, deseamos que sea el documento doctrinal de base en el proceso de catequización de los niños y adolescentes entre diez y catorce años.
Siendo la Escritura y el catecismo los instrumentos primordiales, somos conscientes de la necesidad de otros subsidios de carácter más inmediato que ayuden a realizar convenientemente la labor catequética. La Guía básica para comprender y trabajar con el catecismo Testigos del Señor, destinada a los responsables de catequesis y catequistas que van a dar a conocer y encarnar la gran riqueza de documentos de la fe que el texto contiene, desea cubrir una parte significativa de dicha necesidad.
El Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis entrega esta guía especialmente a los responsables diocesanos de Catequesis que, entre otras funciones, tienen el encargo de «elaborar o, al menos, señalar a las parroquias y catequistas los instrumentos que sean necesarios para el trabajo catequético: catecismos, directorios, programas para las diversas edades, guías para catequistas, materiales para uso de los catequizandos, medios audiovisuales…». Una buena comprensión y el uso constante de esta guía permitirán descubrir los criterios con los que Testigos del Señor ha sido elaborado y los aspectos a tener en cuenta a la hora de contextualizar la síntesis orgánica de la fe que debemos ofrecer.
No olvidemos que hay un paso previo y primero que no deberíamos soslayar. Todos —sacerdotes y diáconos, religiosos y laicos; catequetas y catequistas— necesitamos tiempo para leer, contemplar y conocer el texto y las imágenes del catecismo. Esta será una de las mejores premisas para asegurar una mayor eficacia en la tarea catequética.
Un segundo momento es el de adaptar el catecismo a los destinatarios. No hay duda de que «la necesaria atención a las distintas y variadas situaciones de las personas impulsa a la catequesis a recorrer múltiples caminos para salir a su encuentro y adaptar el mensaje cristiano y la pedagogía de la fe a sus diversas necesidades». Tanto en su planteamiento pedagógico como en el tratamiento específico de cada uno de los temas, esta guía sugiere algunas fórmulas de trabajo que podrán ser variadas atendiendo a las edades o al nivel de desarrollo de la fe de los destinatario.
Esta acomodación a la situación de los destinatarios debe ser real y rigurosa, pero no debería suponer una reducción o relativización de la verdad esencial de la fe. Las referencias del catecismo a la Vigilia pascual, su principio inspirador, remiten al núcleo primordial de nuestra fe: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte».
El papa Francisco afirma que «en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o kerigma. Eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos. (…) Toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerigma que se va haciendo carne cada vez más y mejor, que nunca deja de iluminar la tarea catequística, y que permite comprender adecuadamente el sentido de cualquier tema que se desarrolle en la catequesis». No se debe olvidar que «la Iglesia desea que, ordinariamente, una primera etapa del proceso catequizador esté dedicada a asegurar la conversión. (…) Solo a partir de la conversión, y contando con la actitud interior de “el que crea”, la catequesis propiamente dicha podrá desarrollar su tarea específica de educación de la fe».
Ya en el ejercicio directo de la catequesis no olvidemos que junto a los instrumentos influyen otros factores decisivos: la persona del catequista, el método de transmisión, la relación que se establece entre catequista y catequizando, el respeto al ritmo interior de recepción por parte del destinatario, el clima de amor y de fe en la comunicación, el compromiso activo de la comunidad cristiana. El catecismo Testigos del Señor está al servicio de esta variedad de factores que hacen de la catequesis un acto de comunicación. Tampoco olvida que «ni las técnicas pedagógicas más avanzadas, ni siquiera un catequista con la personalidad humana más atrayente, pueden reemplazar la acción silenciosa y discreta del Espíritu Santo. Él es, en verdad, el protagonista de toda la misión eclesial; él es el principal catequista; él es el maestro interior de los que crecen hacia el Señor. En efecto, él es el principio inspirador de toda obra catequética y de los que la realizan».