La vocación de Eduardo Vega surgió con naturalidad gracias al testimonio de un tío suyo sacerdote, y de un presbítero joven que le hizo descubrir que Dios le llamaba.
Con 15 años entró en el Seminario Menor, una etapa que describe como “paso previo de discernimiento”. Igualmente, cuando habla del Seminario Mayor se le dibuja una sonrisa y confiesa que ha sido “la experiencia de mi vida, que me ha dado el gran regalo de conocer a mis compañeros”.
El pasado 18 de octubre, Eduardo Vega cumplió 24 años de edad, al día siguiente fue ordenado presbítero de parte del Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo en la Catedral Hispalense.
Y es que Eduardo no ha querido esperar mucho para convertirse en «pastor de almas». No en vano, en relación a sus compañeros de curso, lleva más de tres meses de “retraso”, debido a que no pudo ordenarse en junio con el resto de diáconos por no tener la edad canónica exigida para acceder a la ordenación sacerdotal.
Esto no le amedrenta, de hecho, admite que se trata de “algo anecdótico” y que no se siente solo “porque me acompaña el clero diocesano y mis compañeros”.
Su nombramiento como diácono encargado –y previsiblemente como párroco- de los poblados de Trajano, Pinzón y El Trobal está marcando su última etapa de diaconado. Al respecto, asegura que “está sintiendo algo similar a la paternidad y una nueva responsabilidad” para con sus feligreses.
Al igual que a los siete jóvenes que se ordenaron hace tres meses, el Arzobispo hispalense pidió a Eduardo que fuera cercano, “que quisiera a la gente y practicara la caridad pastoral”, recuerda. En esta línea, “me han insistido en mantenerme fiel en la oración; entregarme al 100 %, nada de medias tintas; y, sobre todo, recordar que esto es un regalo de Dios y como tal, tengo que confiar en que, si Él lo ha querido, todo saldrá bien”. Asimismo, no son pocos los sacerdotes que le recomiendan “vivir con ilusión esta vocación”.
Resume este periodo como un “proceso en el que Dios va forjando el corazón de un joven para convertirlo en el de un sacerdote. A veces, los ‘golpes’ para transformar este corazón, para que tome la forma del corazón de Cristo, duelen y son duros, pero también necesarios”.
Eduardo Vega manifiesta una sincera emoción por su ordenación sacerdotal, repitiendo para sí y teniendo muy presentes aquellas palabras que le dijera hace muy poco monseñor Antonio Montero, Obispo emérito de Mérida-Badajoz: “Yo nada, Dios todo”.
Su primera Misa será el viernes, 25 de octubre, en la Parroquia Santa María Magdalena, en Dos Hermanas, a las ocho de la tarde.