Lectura del santo evangelio según san Lucas (17, 1-6):
Dijo, pues, a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “me arrepiento”, lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».
Comentario
Si tuvierais fe como un granito de mostaza
Es llamativo cómo la intuición de los apóstoles los mueve en la dirección correcta. Jesús los ha estado instruyendo en manifestaciones de la gracia: evitar provocar escándalos y el perdón, por más que sea redundante en un mismo día y a un mismo hermano. Ya sabemos lo que significa el número siete con que el Señor enfatiza la obligación de acoger el arrepentimiento de quien ofende de palabra o de hecho. Y a renglón seguido, la voz de los discípulos extrae una conclusión de ese discurso de la misericordia que acaba de lanzarles: «Auméntanos la fe». Quiere decirse que esa capacidad extraordinaria de perdonar las ofensas con tanta reiteración no es humana y que requiere el auxilio de la fe, la gracia del Espíritu Santo, para poder llegar a donde quiere Jesús. Es en esa relación entre compasión y fe donde anida la fortaleza del cristiano, el auxilio sobrenatural que le lleva a perdonar más de lo que humanamente es admisible. También nosotros debemos pedir constantemente que el Espíritu Santo haga crecer nuestra fe, ese granito de mostaza insignificante capaz de obrar prodigios como el de plantar una morera en el mar o perdonar al que nos ofende las veces que sea menester.