Sor Consolata Muenj es religiosa desde hace 15 años. Nació en Kenia y hoy es Abadesa del Convento de Santa Clara, de Carmona
Sor Consolata era apenas una niña de 6 años la primera vez que sintió que Dios la llamaba de forma especial. “Estaba en catequesis cuando una religiosa nos dio su testimonio en la parroquia. Sentí que algo se removía en mi interior. Y entonces, tuve la valentía de seguirla”.
Aquel encuentro marcó para siempre su vida y aunque a partir de entonces nunca dudó de su vocación, se enfrentó a grandes problemas con su padre. “Aunque éramos católicos, mi padre no aceptó mi vocación y ponía muchas trabas para que yo participará en las actividades de la iglesia”.
“No podía más, quería entregarme a mi vocación”
Cuando Sor Consolata tenía 11 años éste falleció, dejando una última voluntad: que sus hijos estudiasen y pudieran salir adelante. Sor Consolata así lo hizo y más tarde estudiaría Secretariado y Administración. “Pero con 23 años sentía que no podía más, que quería entregarme por fin a mi vocación”.
Poco tiempo más tarde y con el beneplácito de su madre, ingresó en las clarisas de Carmona. “Fue uno de los momentos más felices de mi vida, el que llevaba deseando desde niña”, recuerda emocionada.Gracias precisamente a este deseo sincero y al acompañamiento de otras hermanas keniatas, sor Consolata sostiene que no le fue difícil acostumbrarse a la vida en clausura. “No tenía dudas que el Señor me guardaba algo distinto, y veía en cada hermana un regalo”, apunta.
“Una mujer infinitamente libre y feliz”
También explica con orgullo la idiosincrasia de la congregación: “el servicio, la oración y el encuentro con las personas para ayudarles y darles aliento espiritual”. Una misión que cumplen diariamente las trece religiosas – una española y el resto procedentes de Kenia- que forman parte de esta comunidad. Un ideal que sor Consolata ha perseguido desde que era niña, y que confiesa le hace sentirse “una mujer infinitamente libre y feliz”.
En cuanto a la pastoral vocacional, la que ha sido recientemente nombrada abadesa de la comunidad, explica que las hermanas organizan encuentros con jóvenes o retiros abiertos. No obstante, se lamenta porque que hay mucho desconocimiento acerca de su congregación y de la vida religiosa en general, por ello, invita a las jóvenes a que se acerquen, para que “conozcan lo que hacemos y quienes somos”.