1) Llevar la vida a la oración
Al comienzo de un nuevo año surgen nuevas intenciones, planes, iniciativas, proyectos, ilusiones. Vamos conformando expectativas renovadas, y es que la humanidad necesita creer. Para sonreír, para disfrutar, para ser feliz necesitamos seguridades, falsas o verdaderas, pero las necesitamos. Y si estas no son verdaderas serán falsas pues al fin y al cabo el hombre tiene que agarrarse a algo.
El temor es siempre la sombra de las personas, y ya que no podemos perder la sombra, al menos podemos lograr que esta no sea tan profunda que oculte nuestra realidad. Por ello, hemos de comenzar este rato de oración, soñando cómo será nuestra vida dentro de 20 años, luego de 5 años y finalmente en los próximos meses. ¿Qué sensaciones me deja? ¿Cansancio? ¿Ilusión? ¿Nuevos proyectos o cierre de algunos viejos? ¿Miedo, incertidumbre? La vida es la suma de muchas cosas, hay quien dijo que es la suma de momentos vividos, personalmente siempre he pensado que la vida es la suma de momentos vividos con personas que los hicieron posibles. De este modo, una buena pregunta, es quienes estarán dentro de 20, 5 o varios meses junto a mí, y ¿qué puedo hacer para que así sea? Hoy la vida nos invita a que tomemos posesión de ella, y así descubramos que el mejor regalo es tenerte. Tener a esas personas a mi lado.
Tener a Dios siempre a mano.
2) Encuentro con Dios
Es imposible encontrar a Dios en el futuro, y aún más si no lo encontramos en el presente y pasado. Pero eso no quita que sería un buen rato de oración compartir con Dios cómo hemos ido viendo la evolución de quienes nos rodean, y al finalizar cómo está siendo la nuestra. Hazlo como en una de esas conversaciones familiares con tu tío o tu abuela, en las que hablas sin más sobre cómo hemos cambiado todos. Hoy le rezamos a Dios Padre pidiéndole que nos ayude a mirarnos con ojos paternales que disfrutan con los cambios.
Muchas veces surge en nuestra tentación el reproche infantil hacia nuestro padre. Que si no me ha dado eso, que si me ha quitado aquello, que si no me mira, que si me mira demasiado, bla bla bla. Nos faltan momentos de encontrarnos, de entendernos, de dedicárnoslo uno al otro. Dios siempre está a nuestra disposición, y por desgracia apenas estamos nosotros a la suya. Del mismo modo, nuestros padres siempre están, como nuestros hermanos y amigos, pero aunque estemos con ellos, no siempre estamos con alma y corazón. Más bien estamos simplemente con el reloj.
Eres para mí un regalo, esta debería ser una frase que interiorizar cuando miremos a otros, y un deseo para que otros digan de nosotros. Tristemente nos falta muchas veces esta dimensión consumida por la rutina diaria. Parece que la vida son solo grandes y contados momentos, álbumes de fotos y vídeos en el móvil. Pero es más precioso cuando contamos la vida por personas y por lo que crecimos con ellas.
Ver todo lo que hemos cambiado estando al lado de Dios y de los demás, ¡Cuánto nos han aportado! En sus luces y en sus sombras. Pues no siempre han sido buenos los momentos compartidos, pero siempre serán bellos si verdaderamente han sido vividos como un regalo por la compañía.
3) A la luz de la Palabra: Salmo 55, Rom 8,31
“Si Dios está conmigo, quien estará contra mí”. Nadie. El único que puede estar contra mí si Dios me acompaña soy yo mismo, y es que muchas veces el mayor enemigo es uno mismo.
Al mirar nuestra vida como un camino de compañías y personas, descubrimos que nunca hemos estado solos, aunque a veces nos sintamos a solas. Y esto es sencillamente porque en esos momentos nos faltaba recordar que quienes están a nuestro lado no son figuras decorativas, sino medios para crecer cada día. Arquímedes afirmó: “dame un punto de apoyo y moveré el mundo”, nuestros apoyos serán las personas y Dios que nos rodea, nuestra palanca será el amor que todos ellos inspiran.
En este mundo en el que nos ponemos nerviosos ante la posibilidad de salir en vídeo, y aún más si salimos en televisión o en un sencillo vídeo de Internet. Muchas personas buscan esa fama temporal. Lo hacen sencillamente porque cuando descubren que eres conocido para otros, eso te hace mirar tu vida de un modo distinto. Admira hoy a Dios, admira así a tus amigos y a tu familia, siente el rubor de tus mejillas como si todo el mundo te contemplase, y hazles sentir así a todos los que tú contemples y admires.
Si Dios está contigo, si ellos están contigo, si tú estás con ellos… nada puede salir mal. Y si así fuera, ¿con quién mejor vas a estar? Sencillamente vive el instante como único, vívelo como algo hermoso en su exclusividad. Tienes en tus manos una serie limitada, un día irrepetible, una ocasión inigualable. Para sencillamente ser sencillo y con ello hacer de los demás, el tesoro más espléndido. El regalo más sincero será estar a su lado.
4) Llevar la oración a la vida
Estar… junto a ti estar… para así disfrutar.
Fruto del activismo que llevamos, hemos entendido la vida como estar haciendo constantemente algo. Es la visión de la vida solo desde la acción y no de la contemplación. Pero rezar es contemplar, con temple mirar a nuestro alrededor y descubrir, profundizar, sentir y cultivar.
Haz con tu oración surcos en tu alma, no para separar el trigo de la paja, sino para que el agua viva llegue allí donde haga falta. Que no haya rincones de tu alma ensombrecidos por el temor, la culpa o la vergüenza. Que cada espacio de tu interior sea un bello patio donde pasar ratos con la compañía de tu corazón. Que mires tu alma sabiendo que hay lugares que traen recuerdos amargos, pero hay otros que traen bellos momentos y simpáticos. La vida es un todo, un conjunto hermoso, en el que hemos de vivir y por eso mejor tenerlo bien bonito que no lleno de espacios que no visito.
Pídele a Dios en tu oración, y pídete a ti mismo, poder mirar todo tu interior con esa riqueza. Si Dios está contigo ¿Quién lo podrá estar contra ti? solo tú mismo, por eso sencillamente abre puertas y ventanas, encala las paredes de tu alma, adorna cada rincón y así contigo mismo solo podrás disfrutar y poner facilidades. Señor que no entorpezca con mi actitud tu trabajo de alfarero en mi alma. Señor que no dificulte con mis deseos tus ganas de llevarme al cielo. Señor que en ningún momento mis reproches llenen nuestra relación. Señor que todo mi ser sea alabanza, de tu acción en mi alma.