A quién esto escribe le gustaría tener más que nunca la sabiduría de Santo Tomás y la pluma de Santa Teresa para ser capaz de transmitir la oportunidad que ha tenido y la espiritualidad que ha experimentado al acercarse a la comunidad que habita este convento de clarisas de la localidad de Écija. Por diversos motivos, esta población ocupa un lugar importante en su memoria, ya que fue su primer destino como médico, y éste afecto se ha visto renovado y aumentado tras el acercamiento al convento de Santa Inés del Valle.
La fundación del convento de Santa Inés del Valle se remonta al siglo XV, estimándose la fecha de 1487 para la llegada de las monjas a su emplazamiento actual, gracias a la protección de Doña Isabel Cherino, viuda del que fue alcalde de Osuna D. Luis Pernía. La reina Isabel la Católica se alojó en él durante tres meses, en tanto recaudaba fondos para la guerra de Granada. La iglesia, de una sola nave, pertenece al siglo XVII y conserva las características propias de la arquitectura ecijana, cuya fábrica se debe a constructores locales.
Son muchas las obras de arte que a lo largo de estos siglos ha ido reuniendo este convento, pero nada es comparable a la comunidad que lo habita, integrada por cinco monjas clarisas. El espíritu fraterno con el que me acoge su superiora, Sor María, será difícil de olvidar. Nacida en la cercana localidad de Cañada del Rosal lleva toda una vida en el convento y afirma que éste es como una familia, una casa que necesita un orden y que debe seguir unas reglas, en este caso la de Santa Clara que sigue a Cristo.
El resto de la comunidad la forman por Sor Trinidad, natural de Setenil de las Bodegas (Cádiz), Sor Inmaculada, de Añora (Málaga), Sor Matilde, de Burgos, y Sor Concepción, la de mayor edad, que fue de las monjas que llegaron a Écija procedentes de Osuna hace unos cuarenta años. Solo son cinco. Las que el Señor quiere, dice Sor María, por lo que cada vez es más necesaria la oración por las vocaciones.
Comento con Sor María que la vida actual no parece ser el marco apropiado para favorecer la llamada a la vida contemplativa. Ella, con gran amabilidad y espíritu evangélico, afirma que la lucha interior no cesa al llegar al convento. Es necesario seguir luchando una vez en él para perseverar. Una vez superado el desapego de lo material se consigue una libertad en el convento que merece la pena. Buscando a Jesús en la soledad y el silencio, cuidando la vida interior por el camino de la oración, se llega a la iluminación. Los ruidos y los objetivos materiales de la sociedad actual dificultan la llamada a esta vida plena de satisfacciones. Aunque son pocas, Sor María me dice que hay que seguir rezando y confiar en los planes de Dios, reflejando en Él tanto los momentos de alegría como los de dolor.
Podría seguir escribiendo páginas y páginas sobre la conversación mantenida con esta comunidad clarisa de Écija. Su testimonio es un aval de que la vida contemplativa goza de un valor incalculable e imprescindible. Lo espiritual no se mide en cantidad, sino en calidad y, en ésta, la pequeña comunidad de cinco monjas clarisas del convento ecijano de Santa Inés del Valle de Écija es todo un tesoro.
Ismael Yebra
CONTACTO
Convento de Santa Inés del Valle (Clarisas)
Dirección: Calle Mayor, 37. C.P. 41400 (Écija)
Tno. 954 83 07 41
Horario de misas: Diaria, a las 9.15 h.
Horario de torno: Diario de 10 a 13.30 h