Que la persona, con su especial dignidad, ocupe el centro de una obra artística es siempre una gran noticia.
No es que el término dignidad no pueda aplicarse en otros supuestos, pero stricto sensu le corresponde a cada hombre y a cada mujer desde su concepción hasta su extinción natural. Y además, nadie es más digno que nadie. Pues bien, cuando una película como «Especiales», de los franceses Olivier Nakache y Éric Toledano, concentra su mirada en la generosa atención de niños y jóvenes que padecen TEA (Trastorno del Espectro Autista) solo queda aplaudir. Pero si además esa mirada ilumina valores como la ternura, la abnegación, el olvido de uno mismo o la magnanimidad, entonces… hay que volver a aplaudir.
El binomio Nakache-Toledano, que triunfó en media Europa con «Intocable» (2011), relata ahora en «Especiales» la labor que dos entidades no gubernamentales de la Francia actual realizan con unos seres tan delicados y tan indescifrables a veces como son los autistas. Bruno y Malik, judío y musulmán respectivamente, son los líderes de ambas organizaciones. Siempre al borde de la quiebra, a ambos les va la vida en lo que hacen. Además, ayudan en la inserción de jóvenes de pasado difícil reclutándolos como voluntarios. Agotador. Y apasionante.
Los inspectores oficiales vigilarán concienzudamente las andanzas de Bruno y Malik para que cumplan los requisitos legales; pero ellos saben que estos enfermos solo mejoran si los cuidadores saben poner el corazón en su tarea, algo muy difícil de gestionar en los organismos institucionales. Para reforzar esta idea, la cinta late al compás de la banda sonora del dúo germano-suizo Grandbrothers. Una música electrónica rítmica que mezcla piano y percusión, y que impulsa el desarrollo de la historia como un marcapasos al corazón.
La narración contiene momentos dramáticos, pero el tono es siempre amable, optimista y puntualmente divertido. Se intuyen también, aunque no se mencionen expresamente, las motivaciones religiosas que alientan la tenacidad de los dos protagonistas. Vincent Cassel (Bruno) y Reda Kateb (Malik) viven sus papeles, que les exigen un derroche de simpatía, energía y humanidad. Unas cualidades que atesoran los responsables en la vida real de las ONGs recreadas en la pantalla: Stéphane Benhamou y Daoud Tatou.
Hay quienes han comparado “Especiales” con “Campeones”, la cinta de Fesser. Pero en realidad los planteamientos son distintos. “Campeones” usa el humor como medio y remedio. “Especiales” es más profunda y, sobre todo, conmueve y remueve.
Juan Jesús de Cózar