El Doctor

Cuando el médico es el paciente 

Las películas sobre los profesionales de la medicina han sido una constante en la historia del cine, que ha encontrado una fuente inspiración en los esfuerzos de esas personas que le toman a diario el pulso a la vida y que a veces se la dejan en el empeño. Hombres y mujeres que pelean contra la enfermedad, procuran aliviar el dolor, son testigos de prodigiosas curaciones y de espectaculares avances, y a los que siempre les pedimos un plus de humanidad. A ellos homenajeamos con esta reseña en tiempos de pandemia. Y lo hacemos con “El doctor”, un notable filme que se estrenó hace casi 30 años. 

 

Dirigido por Randa Haines, el guion se basa en las experiencias reales que el doctor Ed Rosenbaum publicó en 1988 con el título de ‘A Taste of My Own Medicine’ (Una prueba de mi propia medicina). Willian Hurt, ganador de un Oscar, interpreta impecablemente a Jack MacKee, un brillante cirujano que se ve obligado a ingresar en su propio hospital cuando le diagnostican un cáncer. MacKee había formado a sus residentes en la estrictaeficacia médica, como se recoge en cierto pasaje de la película: «No conviene volcarse demasiado con el enfermo. La cirugía es una cuestión de juicio; y para juzgar no puedes encariñarte: cuando solo tienes 30 segundos, más que el cariño importa un corte limpio». Pero ahora el paciente es él y su perspectiva entra en crisis. 

 

Varias subtramas enriquecen el argumento: la relación de MacKee con su esposa, con su hijo, con sus colegas…, pero sobre todo con June (Elizabeth Perkins), una enferma con la que coincide en el hospital. Las interesantes reflexiones de June, con su punto de trascendencia, aportan luz al protagonista para afrontar el presente y el futuro. La música de Michael Convertino y la fotografía de John Seale ayudan a que el espectador sienta el contraste entre la frialdad y la calidez de las diversas situaciones. 

 

Randa Haines ha sabido dotar a la cinta de una fina sensibilidad, logrando que “El doctor” alcance momentos de legítima emoción y deje al final un buen sabor de boca. Es un filme para todos, pero especialmente recomendable para las futuras generaciones de médicos y enfermeras. El mundo necesita más que nunca una medicina verdaderamente humana. Y ahora un aplauso a todo el personal sanitario. 

 

Juan Jesús de Cózar

 

 

 

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