Testimonio de Alberto Jaime Manzano
Sacerdote, Estudiante de Teología Dogmática, Vicario parroquial de Sta. María del Alcor (Viso del Alcor. Sevilla)
Alberto es feliz. Sólo hay que verlo, siempre con una sonrisa en los labios, siempre alegre y optimista. Sorprende que al hablar de su vocación no encuentra nada a lo que haya tenido que renunciar porque, como según dice, “no he dado nada y Dios me lo está dando todo gratis”. Su historia de amor con Dios se tejió poco a poco, durante años, hasta que en una peregrinación a Fátima, al pensar en ser sacerdote, “sentí esa emoción e ilusión en el estómago que sienten los enamorados”.
“Mi padre presumía de mí y de mi testimonio por todo el pueblo”
En ese momento ocurrió el flechazo, pero anteriormente tanto su párroco, Gregorio Sillero, como sus catequistas, habían ido abonando el terreno. “La llegada de D. Gregorio a la parroquia fue para mí muy impactante. Él y los catequistas me enganchaban constantemente a salidas, voluntariados, campos de trabajo y distintas responsabilidades en la parroquia”. De esta forma, Alberto estaba cada vez más implicado con la Iglesia, y aunque aseguraba una y otra vez que ser sacerdote no entraba en sus planes, finalmente con 18 años reconoció cuál era su verdadera vocación. “Mi familia al principio lo llevó regular”, aunque tras la ordenación -recuerda entre risas- “mi padre presumía de mí por todo el pueblo”.
“Hay tres pilares que nunca deben fallar: la oración, la confesión frecuente y la dirección espiritual”
El pasado mes de septiembre 2017 cumplió su segundo año como sacerdote. Al respecto, señala que hay tres pilares que nunca deben fallar: la oración, la confesión frecuente y la dirección espiritual. Además, advierte que el clero corre el riesgo de convertirse en “activista, es decir, en basarnos sólo en la actividad, sin que ésta se respalde por lo que verdaderamente importa, es decir, en Dios. También corremos peligro de volvernos funcionarios”. Para evitarlo, cree que debe recordarse diariamente y con gran humildad que nuestra vocación “es al servicio y no aspirar a carismas mayores que a estar siempre disponible allí donde se nos necesite”.
Además, Alberto participa en una iniciativa la Delegación diocesana de Medios, el portal web ‘Siempre Adelante’. “Es otro lío en el que me he metido –ríe-, pero merece la pena. Se trata de hacer pastoral por Internet, de potenciar el primer anuncio a través de los nuevos medios de comunicación, de dar testimonio y de encontrarse con personas que nunca se acercarían a la parroquia”.