Vivimos un tiempo extraordinario, un tiempo que nos ofrece todo un abanico de posibilidades para responder a los nuevos retos que se presentan. Estamos atravesando unos momentos, que, si sabemos aprovechar, serán determinantes para el presente y el futuro de todos y cada uno de nosotros. Ante nuestros ojos se abren cauces hasta ahora poco explorados.
Hablamos de la disponibilidad, de la entrega, del servicio a los demás. Conocemos ese lema 24/7/365 (24 horas al día, los 7 días de la semana y los 365 días del año) que nos dice que todos los días del año se nos ofrece un servicio. Pero la realidad es otra. Cerramos por vacaciones. Y durante ese tiempo, sea cual sea, en cualquier momento del año, no existen necesidades, se han superado todas las dificultades, nadie requiere la ayuda del otro. Sí, es cierto, sanidad y cuerpos de seguridad están siempre abiertos.
Abrazando personas
Pero no nos referimos a esos servicios esenciales para toda la población y reconocidos de manera unánime. Hablamos de esas otras necesidades, problemas, situaciones que nacen en el seno de los hogares, en nuestras casas, en cada familia y que con dificultad primero se plantean; se atienden, después, y, por último, se acompañan.
En este tiempo de confinamiento que hemos vivido, la atención que se ha hecho desde los COFs diocesanos ha sido 24/7, continuada, bien a través de una acogida telefónica, bien desde las pantallas en una videollamada. El teléfono ha permanecido conectado todos los días, todas las horas, para responder dudas, atender dificultades, acompañar situaciones delicadas y derivar a profesionales que seguían abrazando personas.
Los Centros de Orientación Familiar son hogares, casas de puertas abiertas, con nuevas iniciativas. Se han desarrollado nuevos canales de comunicación para transmitir esperanza, para animar en la soledad y en los momentos de debilidad propios de nuestra condición humana.
Creando lazos
Y se han seguido creando lazos. Los profesionales han preparado breves grabaciones de audio y vídeos cortos para ayudar a afrontar casos que nos suceden a todos. Paciencia, esperanza, miedos, solidaridad, confianza, fe y muchos otros temas han servido para poner en común nuestras ilusiones, deseos, necesidades y conformar una familia donde nos preocupamos los unos por los otros. De ahí que las personas que recurren al COF también hayan sido protagonistas al apoyar y responder positivamente a las situaciones surgidas y a los mensajes enviados cada jornada al comenzar y terminar el día.
Es cierto que el dolor no desaparece de manera instantánea, no se tata de utilizar una varita mágica. Es cuestión de facilitar herramientas para aprender a caminar por nosotros mismos. Y, en este proceso, es importante la colaboración de Hermandades, Cáritas, parroquias, personas generosas y anónimas. Así ha sido en estos meses pasados y de esta misma manera deberíamos seguir trabajando para afrontar el panorama que ya se hace presente.
Disponibilidad y Compromiso
Nuevas tecnologías, nuevos recursos, pero la eterna realidad: sin el otro no soy capaz de alcanzar objetivos planteados ni metas propuestas.
Para ello, la disponibilidad y compromiso de todos y cada uno de nosotros es imprescindible. Cada uno con una tarea específica: desde la escucha a través de un teléfono hasta el apoyo económico de instituciones eclesiales, pasando por la entrega en tiempo y conocimiento de los profesionales y colaboradores, voluntarios de los Centros de Orientación Familiar diocesanos de Sevilla.
Y aquí es necesario recoger las muestras de apoyo y la implicación de nuestro arzobispo, don Juan José, que se preocupa por saber cómo se llevaba adelante la tarea de atención a las familias en el tiempo de confinamiento y nos ofreció sus oraciones. Del mismo modo, el Vicario Episcopal de Zona, don Diego Pérez, ha colaborado aportando su granito de arena en forma de audio lleno de esperanza y fe en un tiempo de Dios.
Que sea Él quien guíe siempre nuestros pasos y que María se convierta con su sí a Dios en modelo de nuestra disponibilidad en estos tiempos que vivimos intensamente.