«Para mi el amor de Dios supuso un cambio en la forma de ver todo y de relacionarme con los demás. Antes de vivir este amor de Dios yo vivía siempre muy agradecida por todo lo que he tenido. Me han educado en la fe, hice la Primera Comunión, la Confirmación, me casé por la Iglesia, pero después de hacer un retiro cambió la forma de percibir al Señor, antes lo veía lejos, lo veía un juez, era agradecida pero no pedía, ahora siento que está junto a mí. Estoy aprendiendo cada día a delegar en Él las cosas, todo lo que me resulta difícil lo dejo en sus manos.
Me siento con mucha paz, esto es un camino que está empezando y que el recorrido no es fácil, pero con mucha ilusión porque todo lo que reporta es bueno. He aprendido a aceptar las cosas como han venido. Procuro pensar siempre que sus planes son perfectos, así lo he podido comprobar en mi vida y me siento muy feliz y en paz y creo que se transmite a los que están a nuestro alrededor, a los más cercanos, mis hijas y mi marido y luego todos los demás, padres, hermanos, suegros, todos. Yo creo que eso se va transmitiendo y esa alegría se acaba percibiendo y cada uno a su manera detecto que se van acercando al Señor.
Recomiendo a todos los que están lejos de Dios que prueben la manera de acercarse porque es muy reconfortante».