«No nos rendiremos jamás»
Que se hayan estrenado dos películas sobre Winston Churchill en menos de un año no parece una casualidad. La primera, con el directo título de Churchill (Jonathan Teplitzky, 2017), ya nos hizo preguntarnos –en previsión del reciente estreno de El instante más oscuro‑ por qué este súbito interés por su figura.
Y no solo por Churchill; también por resaltar el éxito de la operación Dynamo, ingeniada por el propio mandatario inglés para rescatar con embarcaciones civiles a los más de 330.000 soldados aliados atrapados en Dunkerque en 1940, a merced del fuego alemán. Una evacuación presente en otros dos notables filmes de 2017: Su mejor historia (Lone Scherfig) y, por supuesto, Dunkerque (Christopher Nolan).
¿Habrá tenido algo que ver el Brexit?
Mientras el lector lo piensa, digamos algo sobre la cinta que nos ocupa, El instante más oscuro, dirigida por Joe Wright con un sólido guión de Anthony McCarten. Sólido porque está muy bien construido, pero también porque exige al espectador el esfuerzo mental de analizar los entresijos del oscuro dilema histórico que el gobierno británico cargó sobre las espaldas de Churchill: resistir al avance alemán o proponer a Hitler acuerdos de paz. Partidarios de la negociación eran Neville Chamberlain, que había tenido que dejar el cargo de Primer Ministro en beneficio de Churchill, y el Conde de Halifax. Pero, ¿se puede dialogar con un “monstruo”?, se preguntaba el nuevo líder. Y otra cuestión: ¿qué piensa el pueblo británico?
La caracterización de Gary Oldman como Winston Churchill –nada parecidos físicamente‑ es muy meritoria, pero aún lo es más su fabulosa interpretación que le puede valer el Oscar. Aunque cuenta a su lado con estupendos secundarios como Ben Mendelsohn, Kristin Scott Thomas o Lily James, casi todo el peso de la película recae en Oldman. Completan el marco técnico la impecable música de Dario Marianelli y la temperamental fotografía de Bruno Delbonnel, donde abundan sombras, claroscuros, negros y grises, o los leves fulgores de una cerilla.
“We shall never surrender” (No nos rendiremos jamás), gritó Churchill –maestro de la palabra‑ en su célebre discurso al Parlamento británico el 4 de junio de 1940. Ante tanto relativismo reinante, parece oportuno el estreno de un filme que celebra la firmeza de espíritu de un dirigente en un momento crítico de la Historia. Una firmeza que, pacíficamente, bien podría recuperar esta Europa nuestra que no se entendería sin Gran Bretaña; y viceversa.
Juan Jesús de Cózar