“Usad la fuerza y las energías de la juventud para mejorar el mundo”
Como cada Domingo de Ramos el Papa ha dirigido un mensaje a los jóvenes. Este año el lema ha sido “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios” (Lc 1,30), con el que “tratamos de escuchar con ella la voz de Dios que infunde valor y da la gracia necesaria para responder a su llamada”.
Francisco comienza el mensaje preguntando a los jóvenes a qué tienen miedo: “En muchos de vosotros existe un miedo de «fondo» que es el de no ser amados, queridos, de no ser aceptados por lo que sois. Hoy en día, muchos jóvenes se sienten obligados a mostrarse distintos de lo que son en realidad, para intentar adecuarse a estándares a menudo artificiales e inalcanzables. Hacen continuos «retoques fotográficos» de su imagen, escondiéndose detrás de máscaras y falsas identidades, hasta casi convertirse ellos mismos en un «fake». […] Frente a la precariedad del trabajo, muchos tienen miedo a no poder alcanzar una situación profesional satisfactoria, a no ver cumplidos sus sueños”. Ante las dudas y los miedos el Obispo de Roma opina que “resulta imprescindible el discernimiento”, porque –afirma- “para los cristianos el miedo nunca debe tener la última palabra, sino que nos da la ocasión para realizar un acto de fe en Dios… y también en la vida”, no en vano, “en las Sagradas Escrituras encontramos 365 veces la expresión «no temas», con todas sus variaciones. Como si quisiera decir que todos los días del año el Señor nos quiere libres del temor”. Al respecto, pide encarecidamente no dejar que el resplandor de la juventud “se apague en la oscuridad de una habitación cerrada en la que la única ventana para ver el mundo sea el ordenador y el Smartphone”.
El Santo Padre también habla sobre la vocación, que define como “una llamada que viene de arriba” y para la que se necesita “el silencio de la oración para escuchar la voz de Dios que resuena en la conciencia”. Igualmente, señala que Dios llama por el nombre y que derrama su gracia que “nos anima a abrazar con confianza nuestra vocación, que exige un compromiso de fidelidad”. La conciencia de que la gracia está con nosotros hace que tengamos valor “para llevar adelante lo que Dios nos pide aquí y ahora, en cada ámbito de nuestra vida; valor para abrazar la vocación que Dios nos muestra; para vivir nuestra fe sin ocultarla o rebajarla”.
El papa Francisco termina su Mensaje instando a usar la fuerza y las energías de la juventud “para mejorar el mundo, empezando por la realidad más cercana” y deseando que en la Iglesia “se os confíen responsabilidades importantes, que se tenga la valentía de daros espacio; y vosotros, preparaos para asumir esta responsabilidad”.