El insulto es una impactante película del director libanés Ziad Doueiri, que abandonó Beirut a los 18 años, en plena guerra civil (1975-1990). El conflicto enfrentó a árabes cristianos y a los refugiados palestinos musulmanes que desde 1970 se habían instalado en Líbano; varios millares de ellos eran combatientes palestinos de la OLP y convirtieron al país en una base para realizar ataques contra el estado de Israel.
Aunque la acción cinematográfica se sitúa en la actualidad, para entender bien la propuesta de Doueiri es necesario no olvidar los precedentes mencionados, que exigirían mayor profusión de detalles y matices, abundantes en internet. Doueiri y su coguionista, Joelle Touma, plantean una historia aparentemente simple, anecdótica, casi doméstica, que acaba transformándose en una gigantesca bola de nieve rodante que amenaza con aplastar a quien encuentre a su paso.
Todo empieza cuando Tony (Adel Karam) y Yasser (Kamel El Basha) discuten a cuenta de un desagüe ilegal en la casa del primero. Tony, que está esperando su primer hijo y trabaja como mecánico, es joven, cristiano, de temperamento visceral y comprometido políticamente; Yasser es un maduro palestino musulmán, encargado de unas obras de rehabilitación urbanística que, tangencialmente, afectan al piso de Tony. Como consecuencia de la discusión, Yasser insulta a Tony y este exige una disculpa. ¿Verdad que la cosa parece sencilla y fácil de arreglar? Pues no.
Buena parte del metraje lo ocupa un juicio desarrollado durante varios días, quizá algo alargado pero muy bien aprovechado por el director para darnos a conocer el pasado de los protagonistas: sus sufrimientos, sus prejuicios…; para informarnos sobre las motivaciones e intereses de los abogados; y para rememorar algunos incidentes de la dolorosa guerra civil.
Todas las interpretaciones tienen mucha fuerza y hay que aplaudir la clara definición de dos de los personajes femeninos: mujeres de carácter, inteligentes, atractivas y valientes, que saben apoyar o reprochar cuando es necesario. La envolvente música de Éric Neveux acompaña muy bien la sucesión de acontecimientos, en un crescendo acorde con las complicaciones del conflicto. La cinta, reciente estreno en España, ha recibido muchos premios y fue una de las 5 finalistas nominadas al Oscar a la mejor película en habla no inglesa.
“¿Por qué nos cuesta tanto pedir disculpas?”, pregunta al auditorio uno de los abogados. El orgullo, los prejuicios, las listas agravios…, todos estos elementos están presentes en este tenso filme, que sin embargo regala al espectador unos gratificantes sobreententendidos finales y subraya el efecto sanador del perdón.
Juan Jesús de Cózar