La cuaresma que el Papa quiere

Papa-Cuaresma-680x365_cMuchos de nosotros hemos recibido desde que se inició la Cuaresma a través del móvil o por correo electrónico una serie de frases que bajo el título “La Cuaresma que el papa quiere” o similares dicen una serie de aptitudes que deberíamos tener para vivir una cuaresma según los deseos del papa. Por si a alguien no le ha llegado, en alguna parroquia también se han encargado de divulgarlo. No dudo de la buena voluntad de las personas que hacen esto pero creo que tenemos que ser cautos al divulgar frases atribuidas al papa y que en la mayoría de los casos son falsas. Lo que se dice en estos mensajes sobre la cuaresma (a mí me han llegado varios que difieren en alguna frase) no está mal, pero desde luego no responde a algo escrito o dicho por Su Santidad Francisco. Insisto en que la intención de los que los divulgadores es buena, por lo menos a mí me han llegado de personas conocidas y entrañables para mí, pero no tengo nada claro sobre qué se proponen los que hacen estos mensajes, a veces adornados de fotos y  músicas que los hacen aún más agradables. Porque si analizamos el contenido de muchos de estos, algunas de las frases son de una simpleza enorme, otras de una ñoñería tremenda y otras contienen unos contenidos que indudablemente no son atribuibles a este papa ni a ningún otro. Haciendo esto, se vulgariza la figura del papa de tal manera que más bien parece un seguidor de la New Age que un servidor del Evangelio que además es la cabeza de la Iglesia Católica.

Si queremos saber lo que de verdad dice el papa no tenemos nada más que ir a la web del Vaticano (www.vatican.va) y ahí encontramos todos los discursos, homilías, Ángelus, mensajes…de este papa y de los más recientes.

¿Qué es los que nos recomienda Francisco para vivir una Cuaresma con autenticidad?

Del Mensaje de la Cuaresma para el año 2016 destacamos:

-Es un momento fuerte para experimentar y vivenciar la Misericordia de Dios en primera persona.

-La misericordia de Dios debe transformar el corazón de cada hombre impulsándole a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Por si alguien no las recuerda, le refresco la memoria. Las corporales son: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, visitar al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Las espirituales son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de nuestro prójimo, rezar a Dios por vivos y muertos.

-Esto no se debe quedar solo en actitudes sino que debemos realizar gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo.

-Será un buen momento para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

-No caer en la tentación de las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar

-No dejarnos llevar por un modelo de desarrollo basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

-Cristo crucificado, muerto y resucitado por nosotros nos debe colmar la sed de felicidad y de amor infinito que tiene el hombre y no los ídolos del saber,  del poder y del poseer.

-La lectura de los profetas y del Evangelio nos deben llevar en esta Cuaresma a la transformación de nuestro corazón y decir con María, icono de la Iglesia que evangeliza porque es evangelizada: “Engrandece mi alma al Señor y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,”