Ha salido la tan esperada exhortación apostólica Amoris Laetitia, y lo primero que tendríamos que preguntarnos es por qué había sido tan esperada y por qué los medios se han hecho eco de la misma inmediatamente.
Una primera explicación sería que este papa despierta mucha expectación con todo lo que hace y, sobre todo, con todo lo que escribe. Lo pudimos comprobar recientemente con la encíclica Laudato Si´. Pero eso no lo explica todo. Desde que se inició el Sínodo de la Familia, tanto en la primera fase como en la segunda, hemos asistido a una duplicidad: lo que decía la prensa y lo que realmente ocurría en el Sínodo. En esa duplicidad ha ganado la batalla, en la mayoría de los casos, lo que decía la prensa. Mucho me temo que ahora ocurra lo mismo. Y es que hay muchos intereses en poner en la pluma del papa ideas que no son suyas o interpretar a gusto de la ideología de cada uno lo que ha querido decir. Por ello es importante que cada uno lea la exhortación de forma tranquila, tratando de asimilarla lentamente y no buscando las respuestas a las cuestiones que se han planteado en los medios. Es el mismo papa el que recomienda que no se haga de ella “una lectura apresurada”.
Para empezar, yo recomiendo la Introducción (números 1 al 7). Como pasa en Evangellii gaudium o Laudato Si´, es de una belleza extraordinaria. Las primeras palabras con las que empieza son: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia”
En el Sínodo lo que se ha hecho es mirar la situación de las familias en el mundo actual y tratar de reflexionar sobre ello de una manera honesta, realista y creativa. Admite el papa que la complejidad de los temas tratados hace necesario seguir profundizando con libertad algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales. Advierte el papa, como decíamos al principio, que el debate de los medios y de algunos ministros de la Iglesia, van desde el deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente reflexión a intentar resolver todo aplicando normativas generales.
Muestra el papa su satisfacción por las discusiones sinodales que define como de gran belleza y que han brindado mucha luz. El conjunto de aportaciones de los padres sinodales le ha parecido al papa un precioso poliedro conformado por muchas legítimas preocupaciones y por preguntas honestas y sinceras. Con la exhortación que recoge las aportaciones habidas en el Sínodo y las consideraciones del papa, Francisco pretende orientar la reflexión, el diálogo y la praxis pastoral y, a la vez, ofrecer a las familias estímulo y ayuda en su entrega y dificultades.
Enlaza el papa con el Año Jubilar de la Misericordia diciendo que es por un lado una propuesta para las familias cristianas, para que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. En segundo lugar porque intenta alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo.
En post sucesivos trataré de hacer un resumen de la misma.