Ecoepifanía, un horizonte de fe, esperanza y amor

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En su Carta Pastoral «Feliz y Santa Navidad«, nuestro Arzobispo, Don Juan José Asenjo Pelegrina, nos decía: «“Hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (Lc 2,11). Este anuncio que escucharon los pastores en la primera Nochebuena conserva inalterado su frescor veinte siglos después». También nos decía: «La mayor parte de nuestros contemporáneos viven lejos de Jesucristo. Les ocupan sus trabajos, intereses y negocios. Tal vez también nosotros vivimos en el enredo de nuestros pensamientos y compromisos. Salgamos de una vez de la espiral de nuestro atolondramiento. Marchemos a Belén, hacia ese Dios que se hace Niño y sale a nuestro encuentro en esta Navidad». Profundas palabras que deben hacernos meditar. Los Magos también marcharon hacia Belén.

El próximo viernes, 6 de enero, celebraremos la solemnidad de la Epifanía del Señor. Como nos dice nuestro Arzobispo en su Carta Feliz y santo Año Nuevo «Epifanía significa manifestación de Dios.  En su nacimiento histórico hace dos mil años, Jesús se manifestó primero al pueblo de Israel representado por José, María y los pastores. Pero el Señor vino para toda la humanidad, representada por los Magos. Estos personajes misteriosos, originarios de culturas diversas de la de Israel, simbolizan la voluntad salvífica universal de Dios en la encarnación y el nacimiento de su Hijo. En las personas de los Reyes Magos está prefigurada la humanidad entera».

Vemos como la Epifanía de forma tanto simbólica como real muestra una apertura muy grande a razas y creencias, es una oportunidad para la esperanza del mundo; un mundo hoy sufriente y debilitado. Nuestro planeta y su humanidad constituyen un gran ecosistema común donde todo influye en cada cosa. Por eso, como dice el papa Francisco, debemos cuidar la casa común.

Podríamos entonces hablar de “Ecoepifanía”, que constituye una oportunidad para pensar que debemos manifestar nuestra fe, cultivar la esperanza y desarrollar nuestro amor al planeta y sus criaturas, especialmente a los seres humanos y dentro de ellos a los más desvalidos, así como un compromiso con el cuidado de la Tierra, tal y como nos exhorta el papa Francisco en su Encíclica Laudato Si´.

La percepción ecológica del planeta y el mundo resulta, por tanto, esencial,  por ello para mí esta Epifanía es una oportunidad de concebir otro mundo. Un mundo donde nuestra fe muestra el camino, la esperanza nos da fuerza y el amor es nuestra bandera.