Recientemente el prestigioso catedrático Enrique Valdivieso ha publicado en la revista Ars Magazine los resultados de sus investigaciones acerca de la autoría de las pinturas que decoran el techo del llamado Salón Principal del Palacio Arzobispal de Sevilla.
Atribuidos con poco fundamento anteriormente a diversos artistas como Luis de Vargas o Antonio Mohedano, Enrique Valdivieso propone que estas pinturas fueron realizadas por Girolamo Lucenti, con la participación de su taller. Este pintor nació en la localidad italiana de Correggio en 1568 y está documentada su presencia en Sevilla desde 1603 hasta 1624, posible fecha de su fallecimiento. Valdivieso resalta su formación italiana tardomanierista, “imbuida levemente de naturalismo”. Su primera obra importante en nuestra ciudad será la “Adoración de los Magos”, para el retablo mayor de la Iglesia de la Anunciación, de 1604; en 1611, después de su participación en el techo del Arzobispado, realizará las pinturas del retablo mayor de la Iglesia de San Martín, cuyas esculturas serán realizadas por su suegro Andrés de Ocampo. Del estudio y comparación de estas obras con las pinturas que nos ocupan, concluye Valdivieso su atribución a Lucenti, debido sobre todo a “la afinidad estilística” y compositiva. Entre los ayudantes que participan en el techo encontramos a Gaspar de los Reyes, pintor natural de Milán, al que habría que atribuirle, junto con algún otro aprendiz del taller, las pinturas de menor calidad, en contraste con las ubicadas en la zona central del artesonado, obra del maestro.
El techo del Salón Principal fue encargado en 1604 por el Cardenal Fernando Niño de Guevara, si bien hay que señalar la participación del Obispo auxiliar Juan de la Sal y Aguayo en el diseño del programa iconográfico e incluso en la elección del pintor, ya que se sabe que en 1600 estuvo en Roma donde pudo conocer a Lucenti, y comenzar así una relación artística, como se desprende de su participación en el contrato de la pintura de la Iglesia de la Anunciación antes mencionada.
El techo del Salón principal está formado por 60 lienzos en los que el pintor se inspira en grabados de Durero y De Vos entre otros para desarrollar un complejo programa iconográfico, reflejo de la cultura manierista de la Sevilla de esta época, que muestra la grandeza de la Iglesia Católica, a la vez que desarrolla un discurso moralizante acerca del buen gobierno pastoral dirigido a arzobispos y sacerdotes, consecuencia de las disposiciones del Sínodo celebrado en la diócesis en 1604. Así encontramos temas como “San Miguel luchando contra los demonios”, que es el central alrededor del cual se estructura el resto de la obra, “La conversión de San Pablo”, “La gran ramera de Babilonia”, “La escala de Jacob”, “La visión de San Pedro de los animales impuros”, etc., junto a animales alegóricos, escudos heráldicos y símbolos eclesiásticos acompañados de citas bíblicas.
Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)