Lectura del santo Evangelio según Lucas (8, 19-21)
Vinieron a él su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Comentario
Los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Los lazos familiares eran mucho más extensos e intensos en la Palestina de tiempos de Jesús que en la actualidad. Por eso no debemos entender literalmente la expresión madre y hermanos que a nosotros, integrantes de familias nucleares, nos sobresalta. La madre es María, por supuesto, pero los hermanos eran familiares en distinto grado de parentesco, alarmados por el cariz que la predicación de Jesús estaba alcanzando. Unos de buena fe por los conflictos a los que podría llevarle (la muerte en última instancia, como así fue) y otros, por el baldón que caería sobre el linaje completo, el clan familiar en sentido amplio. Pero Jesús distorsiona esos lazos de sangre. Los disloca desde dentro porque ya no vamos a estar ligados por la fuerza del nacimiento sino por la actitud hacia la Palabra de Dios que se predica. Esa es la piedra de toque del cristiano, la que marca su actitud vital más que si nació en tal o cual familia, de alta cuna o de baja cama.
