Leonor Aguilar es profesora universitaria y catequista en la parroquia Espíritu Santo (Mairena del Aljarafe). También es voluntaria de Cáritas Universitaria.
Como les pasa a muchos cristianos, hubo un tiempo en el que la fe de Leonor “se volvió tibia”, pero a los 40 entendió que su vida “necesitaba un vuelco” y ese vuelco era Dios. Se reencontró con Él durante un Cursillo de Cristiandad, en el que “tuve la valentía de decidir ponerlo en el centro de mi vida”. Desde entonces, asegura que su vida ha cambiado “radicalmente”, no externamente, sino su modo de vivir lo que le pasa, tanto en su trabajo como con su familia. “En casa Dios sale constantemente en nuestras conversaciones, de forma natural, como uno más de la familia”, explica. También su matrimonio ha experimentado cambios: “un matrimonio cristiano tiene que ser necesariamente diferente a uno que no lo es, se tiene que ver en el perdón, en la forma en la que se afrontan las dificultades, en llevar a Dios allí donde vayamos”.
«La parroquia es una prolongación de mi casa y el Sagrario es el lugar físico de Dios en mi vida”
El Cursillo de Cristiandad también la empujó a “servir y trabajar” en su parroquia, en Mairena del Aljarafe: “sin conocer a nadie, entré y le conté mi experiencia al párroco, Antonio Vergara. Éste no sólo me abrió las puertas de la parroquia, sino que me transparentó a Dios en cada palabra, gesto y silencio que hacía”. Por eso hoy Leonor considera la parroquia “una prolongación de mi casa” y el Sagrario de ésta “el lugar físico de Dios en mi vida”.
Además, Leonor desarrolla su apostolado en la Universidad Pablo de Olavide, donde es profesora de Derecho. “Hay muchas oportunidades de mostrar el Reino de Dios entre el alumnado, a través de la orientación, la escucha, etc. También entre los colegas, dando testimonio del tú a tú y hablando con naturalidad de la fe. Institucionalmente, sin embargo, es más difícil”.
En cuanto a Cáritas Universitaria, destaca que no sólo ofrece ayudas económicas, sino que regala un espacio en el que “contar todo aquello que no cuenta la documentación”. Igualmente, señala que todos los estudiantes atendidos se sorprenden por la cálida y generosa acogida. Leonor con su testimonio nos demuestra que ella es una muestra de verdadera ‘Sal de la Tierra’.