Desde el año 1917, en que tres niños pastores afirmaron haber visto a la Virgen María, Fátima se ha convertido en un lugar donde peregrinan cada año millones de personas. La Hermandad de Nuestra Señora de Escardiel, de Castilblanco de los Arroyos, hizo recientemente una peregrinación a este santo lugar de la cual algunos de los peregrinos narran emocionados su experiencia.
Describen este sitio como “ lugar de oración, pura devoción, humildad, y con un ambiente y un clima muy especial de conversión”.
Escardiel Falcón visitó por primera vez Fátima en 1990 y cuenta que desde entonces va todos los años “procuro ir todos los años en Cuaresma porque es un sitio idóneo para vivir la conversión”.
«Me emocionó mucho el viacrucis que realizó nuestra Hermandad, el sentir que estabas en el camino que recorrieron los pastores y donde se les apareció la Virgen”, expresa Juan Francisco Fernández “.
Otro de los peregrinos, José Antonio Romero, relata emocionado que lo que más le impactó es “ la fe y la devoción con la que ves a las personas en aquella explanada ir de rodillas hacia la Virgen”. Sienten que la presencia de la Virgen está palpable en este lugar y valoran mucho el silencio y el recogimiento que allí existe.
Describen el santuario de Fátima como” un lugar ecuménico, es algo impresionante ver tantas personas de tantos lugares, de diferentes lenguas, movidos por una misma fe. Peregrinar a un lugar como Fátima es necesario en la vida del cristiano, te acrecienta la fe, te zarandea, Fátima no deja indiferente a nadie”.
A la vez, también es un lugar donde mitigar el dolor, donde hallar consuelo “ llegué a Fátima en un momento de mi vida en que estaba viviendo el dolor de la muerte reciente de mi padre y en Fátima he encontrado consuelo, mi dolor se ha mitigado. Esta peregrinación ha sido como un bálsamo a mi dolor”. Palabras que salen del corazón de Escardiel Falcón.
Como todos los peregrinos llegaron hasta allí con una petición, una incertidumbre, un problema que presentar a la Virgen y han vuelto sintiendo que esta peregrinación ha dado en ellos unos frutos de“ gratitud, de paz interior, de renovación cristiana”.
Después de oír estas palabras queda claro que Fátima es un lugar muy especial, de encuentro con Dios por medio de su Madre. Un lugar que propicia la oración, el sentirse comunidad, donde afianzar nuestra fe y buscar lo que muchas veces perdemos en nuestro día a día, la paz interior.