¿Por qué debemos arrodillarnos en la misa?
Estar de rodillas es una actitud de humildad. Expresa arrepentimiento y penitencia. Nos recuerda a Pedro cayendo de rodillas y exclamando: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador» (Lucas 5,8). Pero el cristiano se arrodilla ante Dios precisamente porque el es Dios, el único Señor del universo. Es un signo de Adoración que da a la oración un acento muy particular. (Haga la prueba de arrodillarse, inclinar la cabeza y juntar las manos en actitud de súplica…)
Este sentido de adoración tiene hacer la genuflexión cuando entramos en la iglesia o delante del sagrario (allí donde hay una lamparita encendida para señalar que está Jesús presente en la Eucaristía).
San Pablo se refiere a esta actitud en Efesios 3,14: «Doblo mis rodillas delante del Padre de quien procede toda paternidad» y el mismo Jesús «puesto de rodillas» oró durante su agonía en Getsemaní (Mt. 26,39).
Fuente: Aciprensa