“San Fernando es para nosotros un modelo de coherencia cristiana, su profunda transparencia y vivencia de la fe, así como la devoción a la Virgen María, dan muestra de su celo, respeto y convivencia, paz y amor al prójimo con el que vivió este santo de la Iglesia Católica, cuya festividad se celebra el día de hoy, 30 de mayo”.
Don Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de patrimonio cultural de la Archidiócesis de Sevilla presidió una eucaristía en la Iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes de Sevilla la mañana de este miércoles, donde recordó que San Fernando fue defensor de la fe durante su paso por la tierra, liberando a Sevilla de la invasión musulmana, como lo refleja la obra de Lucas Valdés ubicada en el retablo mayor de este templo cuyo titular es Fernando III, Rey de Castilla.
“Hoy podemos preguntarnos nosotros ¿cuáles son las cadenas que atan a nuestra ciudad? La pobreza, problemas de convivencia, el egoísmo. Hoy le pedimos a San Fernando que nos vuelva a liberar de lo que nos impide el progreso”, mencionó.
Dijo que los cristianos “tenemos la tarea de hacer del mundo un sitio mejor para todos, también mediante el arte, porque Dios se ha quedado a través de la belleza de la creación”.
Don Antonio Rodríguez Babío citó a San Juan Damasceno, para reflexionar sobre el arte religioso como reflejo de la creación y del amor de Dios por su pueblo, concebido como el instrumento para evangelizar y catequizar a aquellos que acuden a los templos diariamente.
“Si un pagano viene y te dice: muéstrame tu fe, tú ve y llévalo a la iglesia y muéstrale la decoración y explícale la serie de los cuadros sagrados”.
El presbítero dedicó su homilía a resaltar las virtudes espirituales de San Fernando, canonizado en el año 1671, propagador de la devoción a la Virgen María por dondequiera que iba, llevando consigo siempre una imagen de Nuestra Señora, como protectora en sus batallas, fundando además parroquias, conventos y sitios de culto de cara a la cristianización de la ciudad.
Don Antonio resaltó que los santos son presentados en la Iglesia Católica como hombres y mujeres que se mantuvieron fieles a sus principios y defendieron valiente y heroicamente su fe ante las amenazas. “Y así actuó San Fernando, teniendo no sólo una profunda y sincera devoción, sino mostrando clemencia con sus enemigos”.