En la revista Alfa y Omega. Seminario Católico de Información, que facilita los jueves el diario ABC, en el ejemplar del jueves 18 de enero, aparecía una entrevista que se titulaba El Evangelio no cambia, pero los métodos deben cambiar, realizada a Tom Corcoran, párroco adjunto en Nativity Church en Baltimore (EE.UU). El inicio de la frase me parece imprescindible: «El Evangelio no cambia». Muchas personas hoy encuentran paz e inspiración, y también consuelo en la lectura del Evangelio. Muchas personas lo consultan cada día y esta mirada interior hacia el Evangelio no es por costumbre u obligación, es por convicción y también por necesidad.
El Evangelio de Jesús es un mensaje de vida eterna, un mensaje de futuro en un encuentro con la paz y el amor de Dios en una trascendencia que lo impregna, pero también es un mensaje de esperanza para muchos en el plano material. Si analizamos el Evangelio vemos con quien habla Jesús y qué temas trata. No podemos olvidarlo hoy, la parábolas son muy claras y deberían inspirar a quienes tienen poder, económico o político para cambiar las cosas que Jesús manifestó que había que modificar. Miremos con quien trató Jesús, a quien daba esperanza y sobre qué tipo de personas ejemplificaba su mensaje.
El Evangelio no cambia, y dice la entrevista que citamos que los métodos si deben cambiar. Es un análisis que hay que hacer, pero la perder la perspectiva esencial del fondo que importa, y no perdernos en el vehículo. La Semiótica nos enseña que el mensaje, el signo, necesita un emisor, un receptor y un vehículo, pero la esencia es el mensaje, aunque hay que analizar el proceso completo.
El papa Francisco lo dice así, en Evangelii Gaudium: “Nuevas culturas continúan gestándose en estas enormes geografías humanas en las que el cristiano ya no suele ser promotor o generador de sentido, sino que recibe de ellas otros lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio de Jesús. Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad.”
En las Orientaciones Pastorales Diocesanas 2016-2021 de la Archidiócesis de Sevilla se manifiesta la importancia de predisponer a nuestros conciudadanos para aceptar la propuesta de la vida cristiana, fundada en: la valoración de la dignidad de la persona, el deseo de libertad, la búsqueda del amor y la felicidad, las experiencias de solidaridad, la repulsa de las injusticias, la sensibilidad por la ecología, las posibilidades de comunicación que nos convierten en habitantes de una aldea global, la búsqueda sincera de sentido y espiritualidad, el despertar de un deseo de una regeneración moral, las múltiples iniciativas sociales que buscan el bien de las personas. Es un baño de Evangelio para nuestra vida. El Evangelio no cambia pero tiene que llegar a todos, quizás hay que analizar el vehículo ante los nuevos tiempos para llegar a todos como se nos dice en nuestras excelentes Orientaciones Pastorales.