El deseo generalizado hoy, a nivel internacional, es hacer el mundo urbano más habitable y sostenible. En las Orientaciones Pastorales Diocesanas 2016-2021 de la Archidiócesis de Sevilla se manifiesta la importancia de predisponer a nuestros conciudadanos para aceptar la propuesta de la vida cristiana, fundada en: la valoración de la dignidad de la persona, el deseo de libertad, la búsqueda del amor y la felicidad, las experiencias de solidaridad, la repulsa de las injusticias, la sensibilidad por la ecología, las posibilidades de comunicación que nos convierten en habitantes de una aldea global, la búsqueda sincera de sentido y espiritualidad, el despertar de un deseo de una regeneración moral, las múltiples iniciativas sociales que buscan el bien de las personas.
Existe hoy una emergente cultura urbana. El papa Francisco lo dice así, en Evangelii Gaudium: “Nuevas culturas continúan gestándose en estas enormes geografías humanas en las que el cristiano ya no suele ser promotor o generador de sentido, sino que recibe de ellas otros lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio de Jesús. Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad.”
La unión de los cristianos en un paisaje ecuménico urbano resulta esencial. La ciudad es el espacio lógico, habitable, ecológico, solidario, equitativo y justo, un lugar de lugares que pretende recuperar la sostenibilidad perdida, que procura la mejora de la calidad de vida (salud, trabajo, bienestar, encuentro con la Naturaleza, socialización y cultura) para todos, y que ofrece gozos y procura afectos. El papel de los cristianos en la ciudad actual resulta esencial para conseguir la idea de ciudad que hemos enunciado y que no es algo irrealizable si seguimos los pasos de Jesús. En uno de los editoriales del Seminario Católico de Información Alfa y Omega del día 1 de marzo, se manifiesta que si la eclesiología del Concilio Vaticano II referida a las obligaciones y derechos que confiere el Bautismo se interiorizara una conciencia mucho más misionera hacia fuera y un reforzamiento de los lazos comunitarios, y juntos conquistaríamos un espacio urbano con todos y para todos impregnado de Evangelio.